domingo, 31 de octubre de 2021

Monstruos.


Los seres que viven debajo de la cama, tratan de monstruos a los que viven sobre ella. Esto no debiese extrañarnos, por cierto, pues lo mismo ocurre en la dirección contraria, aunque estos últimos lo dicen un poco por broma, pues no creen realmente en la existencia de los primeros. Esta situación, por cierto, es una de las cosas que lleva a los seres que existen bajo la cama a tratar de monstruos a los de la superficie, ya que sienten que les es negado incluso el reconocimiento de su existencia. Esta causa, por cierto, es solo una de otras crueles y numerosas afrentas que ellos reclaman, y que no me alcanza el tiempo -ni el ánimo-, para detallar.

Con todo, hay cierta consciencia en el hecho que tratar de monstruos a los seres contrarios -a los que viven del otro lado del colchón, digamos-, no necesariamente los vuelve temibles, como podría suponerse, sino que se les atribuye simplemente una animosidad negativa, no muy efectiva, por cierto, además de la anormalidad impropia del orden natural, que se enarbola en el eje mismo del término monstruo, desde el casi obsoleto diccionario.

-Pero entonces -pregunta alguien-, ¿es seguro que hay monstruos del otro lado del colchón?

-Por supuesto que hay monstruos -le digo, buscando una metáfora que pueda parecer genial para cerrar el texto.

Lamentablemente -como pueden observar-, no la encuentro.

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