sábado, 16 de octubre de 2021

Hacer mudanza.


Él decía que ella había hecho mudanza. Lo repetía a cada rato mientras lo ayudaba a sujetar una oveja, para que la trasquilara. Estábamos en el sur, en un terreno que yo encontraba extenso, pero que él reclamaba no era lo suficientemente grande para poder tener más animales. Así, entre un reclamo y otro volvía a la frase en que decía que ella había hecho mudanza. Yo no entendía bien a qué se refería, por lo que pensé, erróneamente, que ella (que al parecer era su esposa) se había mudado, se había ido a otro sitio.

-¿Y se fue hace mucho? -le pregunté, para ordenar la historia.

-¿Quién se fue? -dijo él.

-Su señora -dije yo-. ¿No contaba usted que se había mudado?

-Se va de ella misma -me aclaró luego de un rato-, pero de aquí no se va… Hace mudanza dentro de ella, digamos… Así le decimos acá. Es una por un tiempo y de pronto hace mudanza y no avisa y uno no sabe por qué. Hace mudanza no más y uno queda hablando con la de antes y por lo mismo ya no se entiende… Así que claro, capaz que una de esas mudanzas de las que habla usted termine pasando un día de estos… Capaz que hasta sea mejor.

Entonces nos quedamos en silencio, terminando de trasquilar la última oveja. Tenían tres. Una terminó con una pequeña herida, mientras la sujetábamos.

-¿La herida la dejamos así no más? -le pregunte, mientras revisábamos la oveja.

Así no más se dejan las heridas -me dijo.

Luego de guardar la lana trasquilada en un par de sacos decidí quedarme un rato en el lugar. Las tres ovejas se habían alejado de nosotros y estaban comiendo nuevamente, igual que antes de ser trasquiladas. Sin embargo, pensaba, se veían distintas a las ovejas de antes.

Tal vez por eso, yo me quedé viéndolas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales