sábado, 2 de octubre de 2021

El lugar estaba vacío, salvo por...



El lugar estaba vacío salvo por unas cajas que estaban apiladas a un costado. Y esas cajas, por cierto, también estaban vacías salvo por aquello que contenían dentro. Lo que contenían dentro eran botellas, que estaban vacías salvo por un liquido extraño sin ningún tipo de nutrientes, a no ser que consideremos como tales a una extraña mezcla de vitaminas de dudosa procedencia, dado su carácter artificial.

-Me molestan las contradicciones -dijo X., mientras intentaba dialogar con Y., que estaba sentada junto a un jarrón lleno de flores plásticas, que estaba también, junto a las cajas.

Segundos después, como Y. no contestaba X. siguió.

-Me molestan, pero también me agradan, de cierta forma -señaló.

Mientras, afuera, no se escuchaba sonido alguno, salvo por los autos que pasaban y los paseos de algunos transeúntes. De entre ellos, X. e Y. no conocían a nadie, salvo a B. y a P. que aparentemente iban a comprar, pues observaron que llevaban unas bolsas con ellos. Bolsas grandes, de tela, que aparentemente iban vacías salvo por unas cosas que asomaban en la parte alta de ellas y que no pudieron determinar con certeza qué eran, exactamente.

-Un día me voy a terminar cansando de todo esto -dijo ahora X., mientras observaba sus manos vacías, salvo por una naranja.

Luego de pelarla e ir sacando algunos gajos, comentó:

-Es extraño, pero los gajos no están unidos a nada salvo a otros gajos.

Y. se mantenía en silencio, salvo por algunas palabras que decía de vez en cuando, pero que nadie registró.

Por otro lado, Y. tenía frente a sí un papel, en el que no escribía nada salvo lo que ahora ustedes probablemente estén leyendo.

-¿Ya te dije que no me gustan las contradicciones? -preguntó entonces X.

Y. movió la cabeza en un gesto afirmativo.

-¿Sí qué? -preguntó X.

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