viernes, 29 de octubre de 2021

La escena es la siguiente:


Yo estoy sentado, en el fondo del local, mientras observo la escena.

Podría contarlo de otra forma, pero prefiero hacerlo así.

La escena es la siguiente:

Bambi entra en un MacDonalds, disfrazado, pero sus cuernos se dejan ver y revelan su presencia.

Bambi viste un chaquetón amplio y camina torpemente en dos patas, aunque ya frente a la caja, se deja caer en su posición habitual, al ver que el encargado no le presta mayor atención.

Lleva unas cuantas monedas en el hocico, que deja caer sobre el mesón, ordenadamente, para no causar demasiado alboroto.

Me parece que pidió el combo seis. Una hamburguesa doble con tocino y salsa texana.

Mientras la preparan, es fácil leer en los ojos de Bambi su emoción contenida.

Y es que resulta indudable que Bambi se muere de deseos de probar la carne.

Incluso una vez, durante una entrevista, lo había dejado entrever, aunque sin ahondar en ello.

Me parece haber visto la entrevista en el material adicional de su primera película.

En ella, reconoce que una vez mordió a Tambor, el conejo, y deja entrever que la sangre lo había alterado un poco.

Lo decía riendo, claro, como una anécdota de grabación mayormente, pero verlo acá confirma que es mucho más que eso.

Se ve nervioso.

Mira en todas direcciones como si pudiese ser juzgado por alguno de nosotros.

Tal vez por eso, pide el combo para llevar, recibiéndolo en una bolsa de papel y saliendo del lugar rápidamente, para luego galopar a la distancia.

Entonces yo, que sigo en el fondo del local como testigo fiel de aquella escena, me avergüenzo también, de alguna forma, como si la sensación de Bambi hubiese sido contagiosa.

Y claro, no tengo bolsa de papel y no sé realmente qué pondría en ella, pero salgo rápidamente del local como si la cargara.

Podría contarlo de otra forma, pero prefiero hacerlo así.

La escena es la siguiente:

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