martes, 26 de octubre de 2021

En un parque.


Observaba a dos personas discutir y luego pelear a golpes, a algunos metros de distancia. En un parque. Nada grave, me pareció, aunque en esas disputas uno nunca sabe. Había estado atento para saber respecto a qué discutían, pero lo cierto es que no logré comprender de qué hablaban. Ambos estaban bien vestidos, sobre todo para estar en un parque. De todas formas, era un parque de un sector acomodado de Santiago, y lo cierto es que no sé muy bien como se comportan en esos sitios. Mientras observaba, comencé a imaginar que se trataba de una pelea entre Poe y Chejov. Y pensando en eso, me puse a analizar el tipo de pelea que cada uno de ellos desarrollaba. Al principio, había dudado en adjudicar a uno la representación de Kafka, pero luego decidí que Kafka sería derrotado rápido. Apenas lanzaría un par de golpes y luego caería al suelo, exagerando los dolores, encogido como un bicho y culpando al padre de todo lo que le ocurría. Chejov y Poe, en cambio, al menos podían enfrentarse por un rato. Parsimoniosamente en inicio, como si fuesen a boxear como dos antiguos caballeros, aunque luego afloraría la naturaleza de cada uno que de vez en cuando buscaba hacer daño al otro, con lo que se tuviera a mano. Pensaba en eso mientras la pelea real comenzaba a decaer pues uno ya había dominado completamente al otro. Chejov había lograd conectar varios golpes seguidos y Poe había terminado por caer al suelo, donde recibió igualmente un par de golpes, aunque no se veía en extremo dañado. Un corte solamente, logré apreciar en una de sus mejillas de la que brotaba bastante sangre. Tal vez Chejov escondió un pequeño bisturí en su puño, me dije, pues la herida parecía algo profunda. Por otro lado, Chejov también tenía una herida pequeña, en un labio, por lo que también tenía algo de sangre en el rostro, aunque en una cantidad mínima. La sangre de ambos se parecía, sin embargo, como la de cualquiera de nosotros. Luego de un rato, los que habían peleado cruzaron una última palabra -que no alcancé a escuchar-, limpiaron sus ropas y se fueron cada uno por su lado. Poe iba rengueando y se apretaba la herida del rostro con un pañuelo. Yo pensé que, debido al mal estado de ambos, podía quizá ir y aprovechar de golpear a cada uno de ellos. Por separado, claro. Sobre todo si comenzaba atacando yo, por sorpresa. Ideé un plan, incluso, pero finalmente no lo llevé a cabo. Las razones eran vergonzosas y eran varias, por lo que me ahorraré la vergüenza y les ahorraré de paso a ustedes el trabajo de leerlas. Eso fue lo que ocurrió en el parque.

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