domingo, 24 de octubre de 2021

Ella quiere estar sola.


-Sabes… -dijo ella-, podría decirlo de otro modo… pero lo cierto es que quiero estar sola.

-Quieres estar sola… -repitió él, luego de un rato, como hablando consigo mismo.

-Así es -repitió ella-. Quiero estar sola.

Ambos quedaron en silencio un rato, uno al lado del otro. Tranquilos y hasta cierto punto inexpresivos.

Él, sin embargo, dentro de su inexpresión, parecía no comprender qué sucedía.

-Sola… ¿sin mí? -preguntó él-. ¿Eso quieres decir?

-Digamos que sola, simplemente -respondió ella-. O sola en general… no sé bien como decirlo.

-Ya -dijo él-. Entiendo.

Sacó un cigarro y lo encendió. Pensó en ofrecerle alguno a ella, pero luego se arrepintió y guardó la cajetilla.

Luego de un par de caladas volvió a hablar.

-En realidad no entiendo -dijo ahora-. Acepto y supongo que debo irme, pero supongo que quiero comprender antes de hacerlo…

-¿Comprender qué? -dijo ella.

-Lo que quieres -dijo él-. Eso de estar sola.

Ella quedó en silencio, esperando su próxima pregunta. Probablemente se sentía incómoda.

-Entiendo que quieras estar sola -volvió a decir él-. También entiendo que no sea específicamente sola de mí, como te pregunté antes, aunque sonara raro… pero, ¿te refieres a sola, sin nadie?

Ella demoró en responder, si es que podía responderse aquello. Luego dijo:

-Sola -dijo ella-. Nada más.

Él seguía quieto, a su lado, terminando el cigarrillo mientras parecía querer descifrar esas palabras.

Como no lo logró, sin embargo, encendió otro, aplastando el primero, sin haberlo terminado.

Respecto a lo que ella había dicho, en tanto, él determinó en ese instante que era algo que no podía comprenderse.

Y decidió marcharse entonces -probablemente como ella quería-, sin despedirse.

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