Fingir un poco.

-Debieses probar con ser vendedor, por ejemplo…

-¿Vendedor?

-Sí, uno de esos que debe convencer a otros… fingir un poco… ser otro.

-¿Y vendedor de qué?

-Da lo mismo de qué… ya te dije que el punto es ser otro… De verdad se descansa de esa forma.

-Pues no estoy tan cansado… o sea, bueno, lo estoy, pero resisto bien, todavía…

-Puede ser, pero yo creo que hablamos de distinto tipos de cansancio… Y claro, trabajar de vendedor sirve un poco para descansar de uno mismo… de ser uno mismo me refiero, de ese tipo de cansancio… Es una especie de actuación…

-¿Cómo “de actuación”?

-Claro, para convencer al resto… no te expones al otro… muestras la mejor cara, lo analizas, le cuentas una historia…

-¿Y eso no cansa, acaso?

-Puede ser, pero siempre cansa más ser uno mismo… O sea, no me vengas con que es reconfortante y todo eso que se dice… Tú sabes que actuar honesto te agota, finalmente… y que nadie lo agradece…

-Pues tal vez no debiese agradecerse…

-Quizá, pero asumirlo como obligación sería también un fracaso…

-…

-Uno se gasta, después de todo… Creo que te olvidas de eso. No estamos hechos para mostrarnos todo el día… por eso tenemos piel…

-Claro… y ahora vas a decirme que por eso el sol se esconde…

-Puede ser, no sería mal argumento…

-…

-No vas a escuchar, pero al menos te lo dije… Quedo tranquilo por eso.