miércoles, 18 de julio de 2012

Bruce Lee se ríe de mí porque soy torpe.



-Estás por morir –me dijo bruce Lee-. Estás por morir y eres un torpe.

-¿Por morir? –pregunté.

-Sí, por morir –continuó-. Siempre estamos por morir y tú ni siquiera tienes un estilo.

-¿Un estilo de qué…?

-Da lo mismo. Un estilo es siempre necesario. De escribir, de vivir, de luchar… Da lo mismo. El estilo es lo único que te pertenece, todo lo demás te lo quitan.

-¿Quién?

-¿Quién qué?

-¿Quién te lo quita? –expliqué.

-Te lo quitan. Da lo mismo quién lo quita. Solo tu estilo permanece.

-¿Y si no tienes estilo?

-Yo sí tengo estilo.

-Me refiero en general… ¿qué pasa con los que no tienen estilo?

-Esos mueren y se quedan sin nada.

-No suena tan terrible…

-Lo es. No suena, pero lo es.

-¿Y viniste a decirme eso…?

-No… para ser sincero no. Me dieron el dato de que eras torpe, y que peleas chistoso…

-¿Quién te dio el dato?

-Da lo mismo. Me lo dieron. Hubo otros que querían venir, pero al final gané yo.

-¿Cómo…?

-Gané. Hicimos una apuesta y gané. Ahora pelea.

-¿Qué…?

-Pelea.

-No voy a pelear.

-Sí vas a pelear…

Entonces, de improviso, Bruce se acercó hasta un costado de la biblioteca y tomó Luz de Agosto, lo lanzó al aire y le dio una patada que lo hizo partirse en dos, tras chocar con la pared.

Luego, se rasgó la polera y lanzó un grito de lucha.

-No voy a pelear –repetí, aguantando la rabia-. Soy torpe, pero no hueón…

-¡Sí vas a pelar…! -gritó otra vez, rompiendo rápidamente un libro de la Yoshimoto, y otro de Kawabata…

Y claro, fue en ese momento que, al ver los libros rotos, me puse a pensar que la aparición de Bruce Lee no debiese poder romperlos… y hasta comencé a encontrarle un parecido con un amigo que suele gastar este tipo de bromas.

Entonces, confundido aún, fue que lancé el primer golpe.

Quizá fue porque no se lo esperaba, pero lo cierto es que le llegó de lleno en un ojo… y pensé que con eso tendría suficiente ventaja.

Lamentablemente, me equivoqué, y a los pocos segundos Bruce me dejó en el piso, con el cuerpo machacado, entre mis libros.

-Tienes poco espacio acá para desarrollar un estilo –me dijo entonces-. Y estás por morir, acuérdate de eso.

-Yo no voy a morir –le dije, convencido.

Bruce me miró serio un momento, pero luego comenzó a reírse de manera cada vez más estrepitosa.

-Yo no voy a morir –repetí, cerrando los ojos esta vez y tratando de no escucharlo.

-No voy a morir –dije por tercera vez.

Entonces, de golpe, sentí como si una extraña fuerza entrara en la habitación, iluminando todo.

Por último, cuando abrí los ojos, pude ver que los libros estaban nuevamente en su lugar, aunque también comprendí que, de cierta forma, Bruce Lee no me había mentido.

-Sí estás todavía aquí quiero que te quedes a ver mi nuevo entrenamiento –le dije.

Luego de esto, salí a la noche, y comencé.

1 comentario:

  1. Hoy día me entregaron un panfleto en la calle, era para publicitar un edificio nuevo en la calle Los Leones, el slogan decía algo así como "Para gente con estilo". Yo lo encontré horrendo. En todo caso, según lo que te dijo Bruce, no podrás vivir ahí, lo siento. Bueno, yo tampoco.

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