“Una vida no ejemplar,
un poeta altisonante,
un hombre lleno de sombras
y de componendas”.
A. T.
Sostiene Tabucchi que Vian escribe porque no cree.
No lo dice abiertamente, pero lo sostiene entre líneas, casi no diciendo. Vian
en cambio no sabe si discutir o no aquella apreciación, pues si hay algo en que
no cree, admite, es en la certeza de sus decisiones y en la utilidad de estas.
Quizá por eso, Tabucchi sostiene aún con mayor
certeza, que la escritura es para Vian la genuflexión ante un altar vacío, y
que todo existe ahí, casi como en proceso de drenaje. Es decir, como una
especie de vaciado donde Vian suele extraer –de sí-, aquello en que cree, aún
no creyendo.
No se trata sin embargo, sostiene Tabucchi, de un
vaciado real; de hecho, la sustancia
expulsada podría incluso no ser concretamente
una sustancia, aunque claro, Tabucchi también sostiene que no vale la pena
ahondar en conceptos que explican formas de existencia esencialmente
imprecisas.
Vian, por otra parte, sostiene Tabucchi, no parece
comprender la magnitud del desgaste que supone este proceso. Aunque claro,
también puede ocurrir que lo comprende de una forma que resulta incomprensible
para los otros, incluso para el propio Tabucchi.
Y es que Vian, sostiene Tabucchi, cree no creyendo. Es decir, transforma
su escritura-vaciado, prácticamente en una pulsión de vida que, sin embargo,
debiese estar cerca de agotarse, según la apreciación de Tabucchi.
Así, finalmente, Tabucchi sostiene que Vian se
sostiene –tautología necesaria, como se verá-, a partir de un impulso
artificial, inentendible desde la lógica que supone que las acciones humanas se
realizan desde y para el hombre, aun cuando sus efectos puedan afectar al mundo
que lo rodea.
Con todo, Tabucchi parece olvidar que él mismo puede
estar siendo sostenido, sin saberlo, y que alguien, sostiene Vian, puede en
cualquier momento despedirse de él, y soltarlo en el vacío.
Eso pasa cuando se estima que es mejor creer en
algo, sostiene Vian, que no creer en todo, mientras te vacías.
Y es que a veces situamos la hermosura en el lado
equivocado, sostiene finalmente Vian, pero no lo explica.
Habrá que concretar el todo o la nada, el vaso vacio o medio lleno, o la ausencia de vaso y de agua, o el mar para ahogarse en el vaso, sostengo, y que me sirvan una tortilla finas hierbas en honor a Pereira.
ResponderEliminarQue manera de sostener cuando escribes. Me gusta.
ResponderEliminarCoincidimos en Pereira.
Abrazos.