lunes, 30 de julio de 2012

La guagua fea.


“Guagua:    
bebé o niño pequeño
en el léxico coloquial de países andinos.”
R.A.E.



Una amiga que es enfermera me contó de la guagua fea.

Al parecer, ella venía llegando a un turno cuando la llamaron de maternidad.

-Tienes que venir a ver la guagua fea –le dijeron.

Y ella fue.

-Sé que suena cruel –me contó, más tarde-, pero es que no te imaginas cómo es… si hasta los doctores más serios terminaron haciendo bromas y riéndose en la sala de recién nacidos.

-¿Y cómo es…? –le pregunté entonces a mi amiga.

-Fea po, hueón, sí ya te dije…

-Sí, pero yo digo como es de fea… o sea sus rasgos…

-Es que no sé cómo explicarlos… es decir, es fea po, hueón… no es deformidad, que ahí daría lástima u otra cosa, y lo que da en realidad es risa…

-¿Risa?

-Sí… si hasta hicimos un juego… el que aguantó más sin reírse fue el gastroenterólogo, que llegó a los seis segundos… mirándola directo, me refiero…

-¿Y la guagua…?

-¿Cómo…?

-¿Qué hace la guagua cuando ustedes se ríen…?

-Ah… no sé bien… mira no más, supongo, como fijando la vista, pero sin ver… como miran las guaguas po, hueón…

-Ah… -digo yo.

Luego, mi amiga comienza a buscar en su celular una foto para mostrarme.

-Vas a ver que no exagero –me dice.

Pasa así un minuto.

-¿Conoces a Montesquieu? –le pregunto mientras busca.

Ella no responde.

-Montesquieu decía que la dificultad del humor consistía en encontrar en las cosas un sentimiento nuevo, que sin embargo proviene de las cosas mismas…

-¿Eso tiene que ver con la guagua? –pregunta ella, todavía buscando.

Pero yo me quedo en silencio.

Pasa así otro minuto y al fin ella se rinde, sin encontrar la imagen.

-Puta… no sé por qué no la encuentro… -comenta.

-No importa -le digo.

-Es que de verdad te la quería mostrar...

-No importa -repito.

Luego nos miramos por un rato.

Luego ella se va.

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