-Estás por morir –me dijo bruce Lee-. Estás por
morir y eres un torpe.
-¿Por morir? –pregunté.
-Sí, por morir –continuó-. Siempre estamos por
morir y tú ni siquiera tienes un estilo.
-¿Un estilo de qué…?
-Da lo mismo. Un estilo es siempre necesario. De
escribir, de vivir, de luchar… Da lo mismo. El estilo es lo único que te
pertenece, todo lo demás te lo quitan.
-¿Quién?
-¿Quién qué?
-¿Quién te lo quita? –expliqué.
-Te lo quitan. Da lo mismo quién lo quita. Solo tu
estilo permanece.
-¿Y si no tienes estilo?
-Yo sí tengo estilo.
-Me refiero en general… ¿qué pasa con los que no
tienen estilo?
-Esos mueren y se quedan sin nada.
-No suena tan terrible…
-Lo es. No suena, pero lo es.
-¿Y viniste a decirme eso…?
-No… para ser sincero no. Me dieron el dato de que
eras torpe, y que peleas chistoso…
-¿Quién te dio el dato?
-Da lo mismo. Me lo dieron. Hubo otros que querían
venir, pero al final gané yo.
-¿Cómo…?
-Gané. Hicimos una apuesta y gané. Ahora pelea.
-¿Qué…?
-Pelea.
-No voy a pelear.
-Sí vas a pelear…
Entonces, de improviso, Bruce se acercó hasta un
costado de la biblioteca y tomó Luz de
Agosto, lo lanzó al aire y le dio una patada que lo hizo partirse en dos,
tras chocar con la pared.
Luego, se rasgó la polera y lanzó un grito de
lucha.
-No voy a pelear –repetí, aguantando la rabia-. Soy
torpe, pero no hueón…
-¡Sí vas a pelar…! -gritó otra vez, rompiendo
rápidamente un libro de la Yoshimoto, y otro de Kawabata…
Y claro, fue en ese momento que, al ver los libros
rotos, me puse a pensar que la aparición de Bruce Lee no debiese poder
romperlos… y hasta comencé a encontrarle un parecido con un amigo que suele
gastar este tipo de bromas.
Entonces, confundido aún, fue que lancé el primer
golpe.
Quizá fue porque no se lo esperaba, pero lo cierto
es que le llegó de lleno en un ojo… y pensé que con eso tendría suficiente
ventaja.
Lamentablemente, me equivoqué, y a los pocos
segundos Bruce me dejó en el piso, con el cuerpo machacado, entre mis libros.
-Tienes poco espacio acá para desarrollar un estilo
–me dijo entonces-. Y estás por morir, acuérdate de eso.
-Yo no voy a morir –le dije, convencido.
Bruce me miró serio un momento, pero luego comenzó
a reírse de manera cada vez más estrepitosa.
-Yo no voy a morir –repetí, cerrando los ojos esta
vez y tratando de no escucharlo.
-No voy a morir –dije por tercera vez.
Entonces, de golpe, sentí como si una extraña
fuerza entrara en la habitación, iluminando todo.
Por último, cuando abrí los ojos, pude ver que los
libros estaban nuevamente en su lugar, aunque también comprendí que, de cierta
forma, Bruce Lee no me había mentido.
-Sí estás todavía aquí quiero que te quedes a ver
mi nuevo entrenamiento –le dije.
Luego de esto, salí a la noche, y comencé.
Hoy día me entregaron un panfleto en la calle, era para publicitar un edificio nuevo en la calle Los Leones, el slogan decía algo así como "Para gente con estilo". Yo lo encontré horrendo. En todo caso, según lo que te dijo Bruce, no podrás vivir ahí, lo siento. Bueno, yo tampoco.
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