Solo hubo una hora de sol, el día de hoy.
El resto fueron nubes.
Por eso, salí a caminar y a aprovechar la luz, cuando hubo.
Y claro, entonces fue cuando ambos cruzamos los caminos.
...
...
-¿Te leo tu mano, abertuné…? –me preguntó.
-¿Mi mano?
-Sí, tu mano… trae acá…
-Bueno, pero rapidito porque tengo que ordenar la biblioteca… -le
advertí.
-No tanto apuro… mira que te han hecho grande mal a ti eh…
-¿A mí…?
-Sí, tú cargas con grande mal, abertuné…
-¿Yo?
-Sí, mucho bastá, profundo bastal… un bengorré te persigue, abertuné…
-¿Un demonio?
-¿Conoces tú romané…?
-Poquito... estudié raíces antiguas, hace tiempo.
-¿Para proteger?
-¿Cómo…?
-Pal mal que cargas…
-No, no me preocupa ese mal…
-Pero tú cargas…
-Todos cargamos, es normal.
-¿Qué dices tú, abertuné…?
-Que sacarse el mal es también sacarse el bien… las bendiciones todas…
-¿Tú ser paisano, acaso…?
-Todos somos, en el fondo…
-No…
-Sí, de donde vengo yo sí…
-Eres raro, abertuné… ¿acaso va naquelar de otembrolilló?
-No, de eso no se habla –le dije sonriendo.
-¿Y qué se hace?
-Se cree –concluí-. Se respira.
-Lleva tu mano, mejor, paisano… -me dijo luego de un rato.
-Y las bendiciones todas -agregué.
Así, finalmente, cada uno retomó su camino.
De forastero pasaste a paisano en un tris...por algo será...
ResponderEliminar