jueves, 1 de agosto de 2024

Cerrar la casa.


I.

Lo quieras o no al final tendrás que hacerlo.

Ya sabes… me refiero a eso de cerrar la casa.

Puede parecer una acción más, simplemente, pero no es cierto.

O sea, es cierto que es una acción más, de entre otras,
pero yo apunto aquí a su trascendencia
e inevitabilidad.

Recalco esto porque quiero, en definitiva, ahorrarte disgustos.

No tengo otras intenciones.

Por eso, ahora, vuelvo a decírtelo:
tendrás que hacerlo.

Y entonces, en el momento exacto en que lo hagas,
sabrás además que se trata del final.

O sabrás, al menos,
que ese final
ha comenzado.


II.

De igual forma no te angusties.

Es algo inevitable, ciertamente, pero todavía hay espacio para una decisión.

Y es que al cerrar la casa al menos puedes decidir desde dónde hacerlo.

Me refiero a que puedes elegir cerrar la casa desde dentro, ciertamente,
o cerrarla desde fuera.

Y si bien esto parece ser una decisión pequeña,
lo cierto es que, a la postre, puede resultar crucial.

Como toda elección, podrá decir, interrumpiéndonos, alguien incrédulo.

Y sí, puede que sea cierto, a primera vista.

Pero no debes olvidar que luego de hacer esto,
ha de iniciarse el final.

Y nada más elijes, en todo aquel proceso.

Una puerta cerrada, simplemente.

Es lo que hay.

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