jueves, 22 de agosto de 2024

Solo hay formas equivocadas de decirlo.


Solo hay formas equivocadas de decirlo. Todas son terribles y a la vez lindas. Todas pueden llevarse a palabras y ser escritas secuencialmente de la misma forma en que, si se fijan, lo estoy haciendo aquí. No como ejemplo, sin embargo, sino como un intento honesto de lograrlo. Un intento más, por supuesto… ¿Por qué?, podrían preguntar. Porque esa es la manera que tengo de comprobar que solo hay formas equivocadas de decirlo, podría contestar. Y de esta forma, casi, volveríamos al cero.

¡Qué terrible y lindo aquel “casi”…!

Bueno, no ese “casi” solamente, sino todos los “casi” en realidad.

Casi nació. Casi murió. Casi fuimos felices.

Casi amamos. Casi fuimos amados. Casi logramos lo que intentamos hacer.

Casi caímos. Casi nos levantamos. Casi digo lo que no se dice.

Ya ven que es cierto: solo hay formas equivocadas de decirlo. Tantas que uno se ve tentado, incluso, por el silencio. O si no por el silencio, agrego, al menos por el ruido.

Más terrible que lindo el ruido, por cierto. Más incluso que el silencio.

Y si no fuera porque lo intentamos, hasta agregaría que es triste.

Me refiero a que si al “cero” que volvemos fuera el mismo cero en el que estábamos antes de intentarlo no estaría bien. Por eso el “casi” no solo salva a ese cero, sino también a nosotros, de paso.

O casi nos salva, más bien.

Por poquito.

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