martes, 27 de agosto de 2024

Todos le dijeron que tenía suerte.


Todos le dijeron que tenía suerte. Luego, con el pasar de los minutos, le dijeron que la había tenido. Esto ocurrió porque la gente se agolpó en torno a él luego de que el foco cayera desde lo alto justo a un costado de donde él se encontraba. Y así, a medida que fueron pasando los minutos, la suerte de la que le hablaban parecía ya haberse mudado de sitio. Esto, por cierto, lo confundió un poco. Además, en un principio, todos lo grababan con sus celulares, pero después, pasado el asombro, ellos parecieron preferir los restos del foco que estaban en el suelo, junto a él.

-¿Tengo suerte o la tuve? -preguntó entonces, confundido.

Nadie le respondió.

Fue entonces que, en medio de la confusión, se acercaron unos guardias y lo llevaron hasta una sala pequeña, muy iluminada.

En ella le pidieron sus datos y lo dejaron a solas con una chica que le ofreció amablemente algo de beber.

Luego, esa misma chica lo ayudó a redactar una declaración en la que él decía estar bien y no requerir ayuda de algún especialista y que renunciaba a todo tipo de compensación, destacando hacia el final de varios párrafos que no había sentido peligrar su vida, en lo absoluto.

Solo se había tratado de un hecho fortuito, concordaron, antes que él abandonara el lugar.

Tras salir, observó que los restos del foco habían sido recogidos y todo en aquel lugar parecía haber vuelto a la normalidad.

Ya de camino a casa, al interior del metro, intentó buscar en redes sociales alguna referencia al accidente, pero no encontró nada.

-¿Tengo suerte o la tuve? -volvió a preguntar entonces, en voz alta.

Probablemente alguien lo escuchó, en el metro, pero nadie intentó siquiera responder a su pregunta.

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