jueves, 29 de agosto de 2024

Algodón en la boca.


Despiertas agitado, angustiado incluso, con grandez trozos de algodón en la boca.

Incómodo y asustado, pues ha comenzado a meterse por tu garganta.

Intentas entonces sacarlo, pero se pega en el paladar y notas su presencia en la garganta.

Toses y llevas los dedos hasta el fondo, hasta hacerte vomitar.

Te ahogas.

Desesperadamente te ahogas.

Sientes como si tragases plumas, intentas decir, sin entender aún de qué se trata.

Entonces, te traen un vaso con agua.

Pero tú no quieres tragar, quieres expulsar… señalas.

Mientras ellos insisten una voz parece respaldar tu postura.

Alguien al menos parece entender, te dices.

Luego esa persona te dice que abras la boca, y comienza, con sus dedos, a hurgar en ella.

Ya no queda nada, te dice… Nada de algodón.

Nada de algodón a la vista, al menos.

Y claro, como tú sigues incrédulo, te explica que debe ser solo la sensación.

Es común que ocurra, te dice.

Puede que lo sientas todavía, pero ahí, definitivamente, ya no hay nada.

En principio te cuesta creerlo, pero al final cedes.

Tomas el agua incluso, para aliviar la sensación.

No se va del todo, es cierto, pero al menos alivia.

Puedes aceptar eso, al menos.

Semanas antes fue tierra, te dices, ahora algodón.

Ni siquiera te importa de dónde ha salido.

Está en la boca y luego la arrancas simplemente, como si hubiera crecido maleza, durante el sueño.

Cómo sea, lo cierto es que vas a acostumbrarte.

Tarde o temprano vas a hacerlo, te digo.

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