sábado, 24 de agosto de 2024

Las manos de Cinegiro.


I.

Una o dos manos dicen que perdió Cinegiro.

La diferencia no es poca.

Así y todo, según dicen, lo han pintado con ambas.

¡Iluso el pintor e iluso también Cinegiro!

Ignorar la realidad, como si el arte reparara…

Esquilo, en cambio, no compuso para él verso alguno.

Siendo su hermano, me refiero, no lo hizo.

La diferencia no es poca.


II.

Fue en Maratón, según cuentan.

Intentando detener la partida de un barco enemigo.

Aferrándose a las cuerdas, me refiero, como si no le bastara con verlos huir.

Así perdió una mano, Cinegiro.

Una o dos, por supuesto, dependiendo del relato.

Así y todo -incluso con los dientes, dirán otros-, Cinegiro no logró retenerla.

En esto último sí coinciden.

¡Un hombre no es un ancla, pobre Cinegiro…!

Así debieron decirle.

Probablemente fue el silencio, pienso ahora, quien cercenó al menos una de sus manos.


III.

La diferencia no es poca.

Cuento mis manos, con cautela, y eso es lo que determino.

Que se vayan los barcos, me digo, no quiero enemigos aquí.

No he de aferrarme yo a cuerda alguna.

Esquilo, por ejemplo, comprobó aquello dejándolos partir.

No fue feliz, necesariamente, pero al menos conservó sus manos.

¡Confusa simetría…!

La diferencia, como ven, no es poca.

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