miércoles, 14 de agosto de 2024

Algunas propuestas.


I.

No dar testimonio.

No negarse.

No darlo simplemente.

Porque no es mi obligación, digamos.

Porque mi obligación es vivir, si es que hay obligación.

O ni siquiera eso.


II.

Escribir un trabalenguas a partir del verbo embalsamar.

Yo embalsamo, tú embalsamas… quién embalsamará…

Ya sabes… con esas frases, me refiero.

Un trabalenguas que juegue en la superficie,
pero que invite a pensar en nosotros mismos, a fin de cuentas.

A pensarnos como embalsamados y embalsamadores, me refiero.

Con diez o doce líneas debiese bastar.

Nota:

Incorporar, de vez en cuando, la palabra embeleso.


III.

Soplar siempre en la dirección contraria al viento.

Cosa que el aliento se devuelva, cuando lo hagamos.

Además, hacerlo para pensar justamente, sobre el aliento, la voluntad y otras cosas similares.

Y un poco por huevear, es cierto.


IV.

Tejer y destejer, cuando haya tiempo.

No lo mismo, quiero decir.

Y no pensándolo.

Destejer y tejer tantas veces hasta dejar de apreciar la diferencia entre estas dos acciones.

Y usted pueda hacerlo, mientras piensa en otras cosas.


V.

Dar un paso al frente.

Sé que suena contradictorio cuando en principio proponía no dar testimonio.

Pero claro, nosotros, al fin y al cabo, no somos testimonio de nada.

Vivimos, creamos trabalenguas, embalsamamos…

Y hasta alguna vez soplamos en contra del viento y damos un paso al frente.

No es necesario, como ven, hacer mucho más.

Tal vez unas propuestas, simplemente, para que no crean que nos olvidamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales