sábado, 17 de agosto de 2024

Mejor sujetarse la cabeza.


I.

Sé que alguna vez leí -no me pregunten dónde-, que cuando Tchaikovsky dirigió una orquesta por primera vez, lo hizo utilizando casi exclusivamente una de sus manos. Esto, ya que se estuvo sujetando la cabeza con la otra, pues decía estar seguro que si no lo hacía, se le iba a terminar por caer.

Sé que suena absurdo, pero les puedo asegurar que no me lo estoy inventando.

Desconozco, sin embargo, si ese “caer” de la cabeza, debiese tomarse literalmente, o si simplemente quería decir que la cabeza se inclinaría hacia un costado, arrastrada, de cierta forma, por su propio peso.


II.

Sea como sea -aclaro-, nunca se le cayó la cabeza a Tchaikovsky.

No en vida, al menos.


III.

A la que sí se le cayó la cabeza -no se le salió, digamos, pero sí se le cayó hacia un costado-, fue a una novia adolescente de Igor Stravinski.

Él mismo lo contó en una entrevista que dio para una revista en Nueva York.

Por ese entonces, se señala, Stravinski todavía no comenzaba a estudiar música, formalmente.

“Fue como si su cuello hubiese perdido la fuerza, de un momento para otro”, dice en aquella entrevista, refiriéndose a la chica.

Stravinski dice no saber -en esa misma entrevista-, que fue lo que ocurrió finalmente, con aquella muchacha.

Y no hay -al menos hasta donde yo sé-, otras referencias al respecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales