miércoles, 23 de noviembre de 2022

Ese año le extirparon una muela.


Ese año le extirparon una muela.

Lo recuerda claramente ya que sufrió una pequeña hemorragia.

A raíz de esto le hicieron exámenes y descubrió un problema en la coagulación sanguínea.

Le dijeron que el problema sanguíneo, era hereditario.

Meses después, en una conversación, se sorprendió al comprobar que sus padres y abuelos no habían sufrido nunca algo similar.

Entonces decidió pensar que el mal, podía no ser necesariamente hereditario.

El doctor, sin embargo, le insistió en que al menos uno de sus padres debía tenerlo.

Uno de sus verdaderos padres, le dijo.

Él se sorprendió, obviamente, ante estas palabras.

Y es que aquello, era algo en lo que nunca había pensado.

Entonces, él conversó el tema con sus padres.

Los notó nerviosos y evasivos.

De esta forma, comprendió sin volver a insistir.

Se miraron mientras se acomodaban en sus asientos.

Prefirieron hablar de otras cosas.

No tan lejanas al tema central, para fingir un poco.

Hablaron de las muelas, por ejemplo.

De lo que se sentía extirparlas.

Él contó que pasaba el día apoyando su lengua en el hueco donde antes había estado la muela.

No podía evitarlo, según decía.

Sus padres hicieron algún comentario sobre esto, por supuesto, pero él lo olvidó.

Me contó esto una vez en que asistí al lanzamiento de uno de sus libros.

Era un libro para niños, muy breve, en que la narradora de la historia era una muela extirpada.

Él lo había escrito en el mismo año en que le extirparon la suya, aunque no recuerda si antes o después de averiguar aquello concerniente a sus padres.

Eso es lo que me cuenta el día del lanzamiento de ese libro.

Yo colaboré con los dibujos.

Poco más recuerda de ese año.

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