domingo, 20 de noviembre de 2022

Sin tristeza.


Sin tristeza, como sin agua.

Como si por las grietas del jarro aquel se hubiese vaciado gota a gota.

No es buena la vida sin tristeza.

Eso aprendes, con el tiempo.

El tiempo…

Dudas si pasa, realmente, pues por la ventana acostumbras ver siempre al mismo pájaro.

¿Cuánto vivirá un pájaro?

¿No envejecen, los pájaros?

Tal vez ese de ahí se vació de tiempo igual como uno se vació de tristeza.

Por grietas que deben esconder bajo las alas.

Por ahí se le escabulle el tiempo.

Pero tampoco es buena la vida, sin tiempo, parece decir el pájaro.

Así son las cosas: no hay jarro que no tenga grietas.

No hay jarro que no esté hecho para vaciarse, tarde o temprano.

Ningún jarro que se precie ha de querer sentir podrirse el agua dentro.

Las cosas son como son, pero sin darse cuenta.

De esa forma observo el jardín.

Sin juicio y sin tristeza.

El árbol dejó de dar frutos, pero nadie se quejó.

A veces, imaginó que dentro del árbol hay un niño envejecido, haciendo sonar una flauta.

Sin tristeza, como sin agua, me digo entonces.

Y el pájaro ese que seguía cantando junto a las flores como si quisiese despertarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales