lunes, 7 de noviembre de 2022

De qué hablo.


I.

Algunos dicen que llovió bastante este año.

Pero lo cierto, es que nunca sabemos cuánto es suficiente.

Sacamos promedios, comparamos realidades, hacemos cálculos.

Y nos preocupamos, ante todo, de explicar bien la situación.

Con todo, no vemos bien las cartas que tenemos.

O si las vemos, no sabemos ya qué significan.

Así, con los pies en los charcos de esa lluvia que no vimos,
repetimos una observación que en realidad no es nuestra.

No finjas extrañeza.

Sé sincera y observa tus acciones.

Los movimientos se ejecutan limpiamente.

Para saludar desde lejos levantas una mano.

Para limpiar tu frente ocupas un pañuelo.

No digas para qué.

No te cuestiones cuándo.

Tú sabes de qué hablo.


II.

Y aunque no lloviese.

Sabes qué ocurriría aunque no lloviese.

Sabes qué dirían.

Conoces cuáles serían sus cálculos.

Cifras que justifican, en el fondo, (o justificarían) otra serie de acciones.

Secos los pies.

Secos, incluso, los labios.

Entonces alzarán sus voces, los otros, preocupados.

¡Espera…!

No te esfuerces; tú tranquila.

Déjalos hacer.

Recuerda que nunca sabemos cuánto es suficiente.

Ni ellos ni nosotros lo sabemos.

No importa lo que hagan.

Así, algunos viven intentando y no lo logran.

Mientras otros mueren una vez y con eso les basta.

Un día sabrás a qué grupo pertenezco.

Y alguien más sabrá a cuál tú perteneces.

¿Por qué la cara de extrañeza?

¿Acaso no sabes de qué hablo?

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