lunes, 31 de octubre de 2022

Un pez que sabe hablar.


Dicen que hay un pez, en ese lago, que sabe hablar.

No un único pez, sino un tipo de pez, me refiero.

La gente del lugar lo comenta como cosa sabida, sin grandes aspavientos.

Como me muestro escéptico, varios del lugar me cuentan historias.

Encuentros sencillos, en realidad.

A veces alguien del pueblo pesca alguno, por ejemplo, pero lo devuelve al agua de inmediato.

Es decir, apenas se dan cuenta de qué pez se trata.

No es que dé mala suerte ni nada parecido, pero prefieren soltarlos, sin cuestionarse el porqué.

Es algo que hacemos, me dicen.

Tampoco les gusta fotografiarlos o grabarlos, así que no hay evidencias

De todas formas, para compensar, me dibujan el pez en una servilleta.

Incluso corrigen y retocan un poco el dibujo, hasta que quedan conformes con él.

Mientras hablan, los observo desconfiado, pensando que se burlan, aliados entre sí.

Pero ellos se muestran serios y no le dan mayor importancia a aquel asunto.

Pasa así un rato y cambiamos a otros temas de conversación.

Mucho más normales, por cierto.

Por mi parte, de hecho, prefiero no hablar más de aquel asunto.

Así transcurre todo hasta que debemos irnos, pues cierran el local.

A la mañana siguiente, antes de irme, observo a un chico que está en la parada de buses.

Imagino que vive en el pueblo, así que me decido a hablarle.

-¿Sabes algo de esos peces que hablan y que viven en el lago?, -le pregunto.

-Claro –contesta, de lo más natural-. Yo buceo a veces y me he encontrado con varios. Se acercan harto. Luego te miran y se ponen a hablar.

Como no continúa el relato, lo insto a qué siga.

-¿Y qué es lo que dicen? –le pregunto.

-No sé –contesta el chico-. Hablan harto, pero no se les escucha nada bajo el agua.

Lo observo un rato, para saber si es parte de las burlas del pueblo.

Sin embargo, no hay indicios que lo delaten.

Poco después llega el bus, en que nos subimos ambos.

Él se sienta en un extremo y yo en el otro.

El viaje se desarrolla en silencio.

Un largo viaje, por cierto.

Solo habló el chofer, finalmente, para avisar que debíamos bajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales