sábado, 29 de octubre de 2022

Bruce Banner no hace planes.


Bruce Banner no hace planes.

Es muy inteligente, pero de todas formas no los hace.

Si lo observas, de hecho, parece desganado.

Derrotado incluso, me parece, al observarlo mejor.

Ahí está: como si no dirigiese, realmente, sus propios pasos.

Y no supiera, tampoco, hacia dónde dirigirse.

Ni por qué.


El plan de Hulk, por otro lado, no parece muy sensato.

Y es que su plan siempre es siempre el mismo: sencillo y muy directo.

Hulk aplasta.

Hulk destroza.

Hulk destruye todo y luego espera, simplemente, a que las cosas puedan mejorar.


No es esperanza, sin embargo, en ninguno de sus actos.

Ocurre más bien, que Hulk confía en el cansancio.

En el desplome del mundo y el desplome de sí mismo.

Hulk sabe que los músculos, tarde o temprano, deben descansar.


Los nervios de Banner, por el contrario, no descansan.

Y hasta empeoran con las noches, cuando el cuerpo agotado, entrega su renuncia.

Así, Banner observa sus manos, que no sabe siquiera si son suyas.

En medio de la oscuridad.


Entonces otro día.

Hulk aplasta.

Hulk destroza.

Hulk destruye todo, nuevamente, mientras espera que las cosas puedan mejorar.

Banner, en cambio –tal como dijimos-, no hace planes.

Los nervios y los músculos, no son de Dios.

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