domingo, 9 de octubre de 2022

Suena bien.


Suena bien eso de no esperar e ir mejor, nosotros mismos, por aquello que queremos.

No es cierto del todo, sin embargo.

Las razones son tantas que me salto las ciento doce primeras y menciono de paso la ciento trece:

Pocos saben, con certeza, qué es aquello que quieren.

Por esto, todo eso de ir hacia aquello, por nuestros propios medios, puede ser simplemente avanzar por el camino errado.

Por otro lado, es muy probable que aquello que se espera esté ya en nosotros mismos.

Por lo que esperamos ya no la llegada, sino la manifestación de ese algo.

Así, esperar algo que ha de manifestarse desde nosotros, no es sino ejercitar la voluntad que ha de gestarlo.

Yo mismo, por ejemplo, puedo confesar que, de un tiempo a esta parte, escribo esperando.

No es que invalide otras formas, ni que mi ejemplo sea, por propio, el único camino válido.

De hecho, decenas de años he jugado a postergar el tiempo en que iba a hacer aquello que debía.

Tanto que hoy, si me preguntan, probablemente deba confesar que lo que olvidado.

Así y todo, sigue sin ser cierto (del todo), eso de ir por aquello que queremos.

Las piedras que están bajo mis pies, probablemente, no son distintas a otras piedras del camino.

Y mis pies, les aseguro, están igual de heridos que los de aquellos que anduvieron por las sendas, calzados y descalzos.

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