martes, 25 de octubre de 2022

Nada pasa realmente.


Nada pasa realmente si en los cinco dados sale seis.

Tampoco nada ocurre, por cierto, si en los cinco dados sale cuatro.

Tenlo en cuenta: no creas lo que dicen.

Lánzalos tranquilo y no te preocupes siquiera de mirar los números.

Deja mejor que los dados rueden sin expectación alguna.

Poco importa lo que digan que ellos marcan.

No te confundas.

De haber algo, ahí no hay nada.

Solo manchas pequeñas sobre un fondo blanco.

Más o menos manchas, de hecho.

Probablemente ni siquiera manchas.

Apréndelo así y no lo olvides.

Los dados no tienen voz.

Y aunque tuvieran, te aseguro, nada dicen.

Y nada tienen que decir.

Compruébalo tú mismo, si así quieres.

Los números no existen salvo en mentes mezquinas.

Esas que van contando lo que tienen hasta que no saben qué contar.

Lanza los dados simplemente porque pesan.

Porque no son parte de aquello que sabes necesario.

Déjalos caer, sencillamente, y no te vuelvas a mirarlos.

Camina tranquilo.

Avanza lo que quieras en el tablero del mundo.

O mejor aún: no avances.

Verás igualmente el movimiento, en torno a ti.

Hazme caso y no te vuelvas.

A tus espaldas, ciertamente, nada diferencia a los dados de las piedras.

Nada tienen que decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales