lunes, 1 de agosto de 2022

Tab bueno como cualquier otro.


Es tan bueno como cualquier otro, me dijo.

No agregó nada más.

Nos quedamos en silencio, por un rato.

Entonces encendió un cigarro.

Mientras lo hacía, escuchamos pequeñas pisadas, en el techo.

Ella escuchó gatos.

Yo no sé por qué, pero imaginé una grulla.

Miré sus ojos.

Como si en realidad viese otra cosa, miré sus ojos.

Ella, en tanto, me observaba como si esperase que yo dijera algo.

Algo absurdo, probablemente.

Frases que sirvieran para acercarse a algo que ya estaba roto.

La observé.

No es que quiera acercarme, parecía decirme.

Imaginé incluso que corregía mi versión.

Lo que quiero son palabras que sirvan para tomar aquello sin cortarse.

Intenté comprender.

Sin que dijese palabra alguna, intenté hacerlo.

¿Quieres decir algo?, le pregunté entonces.

¿Algo sobre qué?, me preguntó a su vez.

No importa, le dije. Déjalo así.

Ninguno insistió.

Ella fumaba y parecía estar un poco en otro sitio.

Sus ojos, sin embargo, permanecían ahí, y hasta parecían buscar algo, en la habitación.

No lo comprendí en ese instante, pero supongo que buscaba un cenicero.

Y es que siempre buscamos un cenicero, después de todo.

Pasaron unos minutos.

Es tan bueno como cualquier otro, volvió a decir, sorpresivamente.

No recuerdo de qué hablábamos.

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