domingo, 28 de agosto de 2022

Ver películas de submarinos.


Hoy me dediqué a ver películas de submarinos.

O de hombres, más bien, al interior de submarinos.

Vi, para ser exacto, tres de esas películas.

Una incluso la vi en ruso y sin subtítulos.

Digo esto para aclarar que poco me interesaba la trama, el único requisito era que apareciesen submarinos.

Dicho esto, me gustaría señalar que dos de las películas eran tragedias terribles.

En ambas, ocurrían accidentes en los submarinos que terminaban con su tripulación muerta y con las máquinas en el fondo del mar como planetas vacíos.

Acabo de percatarme que escribí sin pensar “planetas vacíos”.

En las películas, retomando el tema, había un gran número de acciones heroicas y hasta un romance que se daba entre una tripulante que había ingresada disfrazada y un marinero que hace lo posible por evitar la tragedia, sin lograrlo.

Eso ocurría en la película rusa, ciertamente, cuyo nombre desconozco.

Las otros dos eran estadounidenses, aunque creo que una había sido producida parcialmente en Reino Unido, hace más de cincuenta años.

Eso hice hoy, en resumen, y no tengo en realidad ganas de contar nada más.

Y es que hay momentos, simplemente, en que te cierras como una puerta.

Una hermética, incluso y ya establecerá quien quiera algún tipo de relación.

Yo, por mi parte, rehúyo también comparaciones y metáforas.

Las esquivo, digamos, casi hasta el final.

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