domingo, 7 de agosto de 2022

Encuentro.


Vi “El graduado” tres veces la semana en que nos volvimos a encontrar.

A ella le gustaba mucho esa película y yo lo tomé como una grata coincidencia.

No hablábamos desde hace años, pero podría decirse que todo estaba bien, entre nosotros.

Nos saludamos.

Reímos de algo.

Acordamos ir juntos a algún lugar.

Fuimos entonces a beber y avanzaron así las horas.

Me contó que estaba escribiendo sobre cine, para un par de revistas.

Todo andaba bien, al parecer.

Todo en orden, recuerdo que dijo, sin demasiado entusiasmo.

Me preguntó si quería ir a su casa y acepté.

Por el camino nos besamos mientras ella hablaba de una película de Chabrol.

Dormimos juntos esa noche, y nos reunimos así durante unas semanas más.

Tras ese tiempo comencé a dudar pues ninguno de los dos parecía querer ir a sitio alguno.

Ella, por supuesto, sentía algo parecido.

Hablamos de ello una tarde en que llovió de improviso.

Hubiese querido que algo doliese, pero lo cierto es que no pasó nada más.

Nos reunimos por última vez en el mismo bar en que fuimos a beber cuando nos encontramos.

Reímos un poco, simplemente, y nos deseamos suerte.

Mientras nos despedíamos pensaba que cualquiera de los dos pudo haber cambiado la historia.

No sé si eso es bueno o malo, a fin de cuentas.

Todavía pienso igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales