sábado, 6 de agosto de 2022

Dos veces ladra el perro.


I.

Dos veces ladra el perro cuando quiere morder.

Tres veces si no va a atacar.

Cuando ladra una no sabemos qué quiere.

O tal vez, simplemente, ladre por ladrar.


II.

Me mordió en un brazo
cuando ladró dos veces.

Yo se lo ofrecí, más bien,
para que no dañase algo esencial.

Rasgó carne y nervios,
pero no llegó al hueso.

Y hablo solo del hueso,
pues no sé el nombre de algo más.


III.

Me oculté tras un árbol
cuando ladró tres veces.

Y es que entonces no sabía
que no iba a atacar.

Estuve ahí toda esa noche
oculto por si acaso.

Sabíamos del otro, pero al menos entonces,
no nos vimos nunca más.


IV.

Un ladrido escucho
cuando estamos lejos.

Un ladrido como un nombre
de quien no sabemos dónde está.

Desconozco aquel nombre
aunque tal vez todos desconozca.

Ni siquiera sé si es el perro
el que ladra más allá.


V.

Ahora bien, si está en silencio,
ocurre que el perro duerme, o que muerto está.

En ambos casos, ciertamente,
poco hay que hacer y poco hacemos.

No juzguen ante la tristeza
por esto a ser alguno.

Perros y hombres habrá siempre
que ladren por ladrar.

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