lunes, 31 de enero de 2022

No todo el que cuida ovejas es pastor.


-No todo el que cuida ovejas es pastor -me dijo-. Yo mismo, por ejemplo, debiese cuidar ovejas, pero aun si cumpliese con mi deber, no llegaría a ser pastor en lo absoluto.

-No entiendo a qué se refiere -confesé.

-Claro que no -siguió-. No le hablaba antes para que usted entienda. O no para que entienda después que hable, al menos. Yo no explico. Solo se entiende o no se entiende, al fin y al cabo. De la misma forma como se es o no se es pastor. Y yo no soy pastor.

-Pero acá -me aventuré a decir-, al estar cerca de ellas… ¿no las está cuidando, al menos?

-No -contestó-. Debiese cuidarlas, tal vez, pero lo cierto es que solo estamos aquí… a una distancia prudente. Y yo elijo, además, no cuidarlas. Es lo mismo que pasa con un hombre que está a una distancia prudente de otros hombres… eso no lo convierte en un “pastor de hombres”.

-Pero usted observa a las ovejas… -alegué-, parece estar pendiente de ellas y sale a estar cerca de ellas cuando salen y regresa a casa cuando ellas vuelven a meterse en la zona que destinan a dormir…

-Usted entiende mal -me dijo, como zanjando el asunto-. Y cuando se entiende mal no sirve explicar nada. Déjeme terminar así: no hay zonas. No hay pastores. No hay hombres ni ovejas al cuidado de otros. Sobrevivimos por suerte, digamos. No por mérito nuestro ni mucho menos por mérito de otros. Ojalá no agregue nada más sobre esto. Me gustaría que me deje terminar así.

1 comentario:

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales