viernes, 7 de enero de 2022

Boomerangs.


¿Ves ese niño? Pues si te fijas, comprenderás lo que te digo. Ese niño es un boomerang. Va y vuelve, si te fijas, hasta la mano de su madre. ¿No lo ves? Pues si no lo haces te recomiendo dar un par de pasos atrás para ver todo más claro. Sin duda es un boomerang. De hecho, si te fijas, todos son un poco boomerang. A nadie le gusta serlo, pero lo cierto es que todos lo son. Todos lo somos, más bien. Volvemos al lugar de donde partimos, a no ser que nos estrellemos contra algo. Y aunque nos estrellemos, en realidad, volvemos de igual forma, aunque a través de una órbita distinta. Sin ser conscientes de ello, por supuesto.

Da lo mismo si piensas esto en el eje del espacio o en el del tiempo. En ambos ejes podemos ubicar puntos de origen y hacer el experimento. Todos somos boomerangs, aunque no queramos. Perros que van a buscar la pelota que somos en realidad nosotros mismos y la volvemos a dejar a nuestros pies. Todos somos boomerangs. Los astros incluso, los planetas son boomerangs. La sangre que bombea en el cuerpo es un boomerang. Tus oídos que oyen ms palabras. Y mis palabras, por supuesto.

Ya verás que es cierto.

Ya verás que es cierto, aunque no quieras.

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