lunes, 3 de enero de 2022

El diablo es un juguete a cuerda.


Según la teoría de V. el diablo es un juguete a cuerda. No metafóricamente sino de forma literal. Un juguete a cuerda cuya apariencia se desconoce a pesar que él se hace alguna idea. V. dice, por ejemplo, que es un juguete de lata, probablemente fabricado en Asia a principios del siglo XX. Un juguete que no tiene una apariencia clara y que, por cierto, tampoco es fácil adivinar su utilidad.

No es que antes del siglo XX no hubiese habido un diablo, pero V. plantea que desde esa fecha este habría pasado a ser un juguete a cuerda (no a estar en un juguete a cuerda, aclara con énfasis cuando se le escucha hablar).

V. no explica, por lo demás, un procedimiento exacto a través del cuál el diablo haya pasado a ser un juguete de cuerda, ni tampoco explica razones ni mucho menos entrega un cronograma en el que sea posible apreciar los cambios esenciales que el diablo habría tenido hasta llegar a ser este objeto, en la actualidad.

Según V., ha decidido revelar la verdad sin mediar fundamentos, pues plantea que la creencia en la verdad debe alcanzarse a partir de la fe y no de la certeza que puede crear el convencimiento a partir de criterios lógicos que deben evitarse -según él-, al adentrarse en estos temas.

Por último, V. señala que no tiene nada que recomendar si alguno da con el diablo (con el juguete a cuerda que es el diablo, más bien). Es decir, no invita a darle cuerda ni a destruirlo ni a nada en particular.

Lo que tiene que pasar pasa, después de todo.

V. solo quiso decir que el diablo es un juguete a cuerda. Nada más.

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