miércoles, 5 de enero de 2022

Le regalaron un rompecabezas.


Le regalaron un rompecabezas y se enojó muchísimo. O fue una mezcla, más bien, entre enojo y sorpresa. Era una situación extraña. Se comportaba como si nunca antes hubiese visto alguno. Por lo mismo, hubo que explicarle varias veces en qué consistía. Mientras lo hacían, observaba a todos con desconfianza y escepticismo. Incluso tocaba algunas piezas, sobre la mesa, intentando comprender, pero lo cierto es que no le encontraba el sentido. Probablemente creía que se estaban burlando. Que algo en eso estaba mal.

La imagen, al menos, le resultaba atractiva. Pero era la imagen que se veía en la caja. La imagen que debía armar, digamos. Y es que en las piezas ahí, dispersas sobre la mesa, no podía apreciar imagen alguna. ¿Para qué lo cortaron?, decía, mientras observaba las piezas y escuchaba las recomendaciones que le daban algunos. Muchas de ellas contradictorias.

Junta primero las de colores parecidos.

Comienza con las piezas de los bordes o esquinas.

Intenta armar primero la parte de la imagen que contiene la figura más grande.

Cosas así le decían, pero en realidad no estaba intentando todavía armar nada. Solo quería comprender el porqué de todo aquello. El porqué y el para qué de todo aquello.

Como no lo logró, decidió finalmente guardar las piezas en la caja. Intentó no mostrarse molesto con los otros, pero la situación había sido tan incómoda que el resto de la tarde todos siguieron estando tensos.

Ya en la noche, horas después que todos se habían ido, volvió a abrir la caja. Entonces, observó las piezas e imaginó que debía sentirse algo similar si mirabas el mundo, desde lo alto de una montaña.

Se durmió, de hecho, pensando en eso, por lo que soñó que todo era en realidad un montón de diminutas piezas. Juntas algunas, sobrepuestas, mal encajadas… pues no se tenía acceso a la gran imagen que debías formar.

Despertó horas después, sudando, mientras apretaba una pieza en una de sus manos.

Si la observó luego o no la observó es algo que desconozco y que, por lo demás, no creo que afecte mayormente a lo que tenía que contarles.

O eso es lo que creo ahora, al menos.

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