lunes, 17 de enero de 2022

Trampas.


No recuerdo el nombre, pero una vez vi una película checa en la que había un personaje que tenía llena su casa de trampas para ratas. Trampas de distinto tipo, por cierto, aunque las que más abundaban eras las típicas ratoneras que se cierran bruscamente ante el peso de algo o el movimiento producido en la carnada.

Lo extraño del asunto era que en la casa de aquel personaje no había ratas. Y este hecho, extrañamente, no era algo ignorado por ese personaje.

Esto se evidencia claramente en una escena en que el hombre es cuestionado por una vecina que le pregunta, justamente, para qué le sirven tantas trampas si no tiene ratas.

Ante esto, el personaje le dice que justamente las trampas le sirven para no tener ratas. Y no solo para atemorizarlas, sino también para saber que no las tiene. Cuestión que comprobaba al encontrar las trampas vacías y no activadas.

-Usted, por ejemplo -le pregunta este personaje a la misma vecina-, ¿cómo sabe que en su casa no tiene ratas?

La película, que por lo demás se trataba de un párroco que intentaba convencer a sus feligreses sobre la omnipresencia de Dios, no está en Netflix ni otras plataformas.

Si alguien recuerda el nombre, ruego comunicarlo en un mensaje.

Dejo este texto como una trampa, pro cierto, aunque no sé bien qué es lo que atrape.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales