martes, 11 de enero de 2022

Déjame adivinar.


I.

Mejor no me digas, le dijo.

Déjame adivinar.

Ella lo escuchó y aceptó la propuesta.

Él se sentó frente a ella y la miró a los ojos.

Por largo tiempo la miró.

Entonces él intentó dar con la respuesta.

Varias veces lo intentó.

Pero no acertó ni en lo más mínimo.


II.

Yo pienso que hizo trampa, dijo después, cuando me contó el asunto.

No quiso aceptar que yo supiera.

Como yo no comprendía me explicó en detalle la situación.

Intenté escucharlo atentamente.

Debo admitir que me costó hacerlo.

Y es que la situación concreta era tan intrascendente que me distraje varias veces.

Pasaron los minutos.

De todas formas, no se trata de tener o no razón, me dijo, finalmente.

Además, la historia en cuestión, tampoco es importante.

Yo le di la razón en eso último.

Lo importante es que hizo trampa, dijo entonces.

Yo asentí.


III.

Hablé con ella tiempo después.

Luego de conversar largo rato comprendí que me estaba contando el mismo hecho.

Aunque otra versión, por supuesto.

Fingí no saber nada del asunto.

Tampoco es que supiese mucho, de todas formas.

Ella estaba tan molesta que terminó acostándose esa noche conmigo, por puro rencor.

Pasaron las horas.

Despertamos confundidos.

Ella seguía molesta, pero no de la misma forma que la noche anterior.

Yo sé por que lo he hecho, pero estoy segura que tú no, me dijo antes de irse.

Me despedí.

Ni siquiera intente averiguar si su apreciación era cierta.

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