martes, 31 de agosto de 2021

Solo soy el chofer.


A mí no pregunte el porqué ni el para qué, solo soy el chofer. Lo llevo desde el punto A al punto B y eso es todo. Si quiere un nombre convencional para el punto B le digo desde ya que no puedo dárselo. Ni siquiera pistas, no insista. En cambio, si quiere una recomendación le digo que no le dé más vueltas. Ese es su destino. Aquí poco importa si soy o no una buena persona por no darle una respuesta. Lo importante es que soy un buen chofer. Y mi trabajo es llevarlo hasta ese punto. Así me lo planteo yo, al menos, y mi vida funciona. Yo cumplo con lo que me encomiendan y no pregunto cuando no hay respuestas. No pierdo el tiempo, al menos, de esa forma. Se lo digo tranquilo, sin prepotencia y sin creerme más que usted. Solo soy el chofer, como le decía, y no tengo poder alguno. Yo no determino nada. La ruta está trazada y yo la sigo. Siempre se trata de la ruta más corta. Si en algún momento me desvío u olvido que soy chofer estoy seguro que vendrá otro y yo estaré entonces, como usted, en el asiento de atrás dirigiéndome a un punto B que también desconoceré, pues hay uno distinto para todos. Y entonces ese chofer me recomendará lo mismo que yo le recomiendo a usted. Que no consulte el porqué ni el para qué, en principio. O mejor aún, que no pregunte nada.

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