miércoles, 1 de septiembre de 2021

Construyendo un lugar vacío.


Aparecen manchas
en el piso
al mover los muebles.

Sobre todo en la cocina,
cuando desplazas aquellos
que permanecían fijos.

Bajo aquel que usabas de despensa,
por ejemplo,
o bajo ese otro en que guardabas los platos.

Formas que nada significan
son las que aparecen.

Signos vacíos, digamos.

Manchas, únicamente.

Ni siquiera las relacionas con figuras
como haces a veces, con las nubes.

Tampoco te detienes en ellas,
ni dudas un momento
al intentar borrarlas.

Piensas así
(si es que lo piensas)
que nada te une a ellas.

Que son simplemente otra de esas cosas
de las que debes alejarte
y dejar atrás.

Por eso, tal vez,
es que vas guardando todo en cajas.

Cajas que no decides aún
si las llevarás contigo.

Ahora, únicamente,
se trata de vaciar el lugar.

De retirar todo, digamos,
y observar el lugar vacío.

Arrastras la cocina, incluso,
con esfuerzo.

Desarmas el mueble que no cabe
por el espacio de la puerta.

Puedes comprobarlo: 
casi todo está hecho.

El refrigerador simplemente
permanece en una esquina
como una tumba vertical.

Entonces, 
abres sus puertas y observas
que también está vacío.

Poco después, sin embargo,
una hamburguesa congelada
comienza a aparecer,
al derretirse el hielo.

Es metáfora de nada, te dices, simplemente.

Y abandonas el lugar.

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