jueves, 16 de septiembre de 2021

Bienvenido a Lanada.


"Kashiwagi me había enseñado 
el retorcido y tenebroso camino
que podía conducirme a la vida.
Entrando al revés."
Y. M.

I.

Bienvenido a Lanada, decía el cartel. Era un letrero verde, típico. De esos que abundan en la carretera indicando una serie de localidades que, apenas vistas, son olvidadas.

Entonces, sorpresivamente, el bus paró a pocos metros de ese letrero. Sin que nadie lo hiciese detener y sin que yo observase razón alguna en esa detención.

Minutos después, como nadie se movía, sentí que era yo el llamado a realizar alguna acción, y como no iba en realidad hacia ningún sitio en específico decidí bajarme ahí, en Lanada, y recorrer un poco el lugar.


II.

Si bien estaba el letrero anunciando Lanada, lo cierto es que desde la carretera apenas se presentaba un angosto camino de tierra, entre una especie de selva de árboles y arbustos que parecían ser prácticamente impenetrables.

Seguí entonces por el camino durante un rato largo, un par de horas, tal vez, pero no llegaba a sitio alguno. La selva a los costados del camino no variaba en lo absoluto y el sol había comenzado a ponerse, por lo que comencé a preguntarme si debía regresar, ya que la noche amenazaba.

Me saqué la mochila y decidí comer algo, antes de decidir que hacer, sentado en el camino.


III.

Oscureció.

No hacía frío, al menos, y el lugar era tranquilo.

Acomodé mis cosas y decidí descansar.

No me era necesario llegar a ningún sitio, por lo pronto, así que podía dormir en el camino a Lanada, sin que nada me preocupase mayormente.

Así lo hice.

Dormí hasta que amaneció y el sol me despertó sin demora.

Mientras tomaba mi última ración de agua me orienté y decidí que era mejor desandar el camino.

Extrañamente, apenas me demoré unos minutos en volver a la carretera.

Observé el letrero nuevamente y decidí caminar un poco, esta vez, por la carretera.

A lo mejor estuve en Lanada y no me di ni cuenta, me dije.

Sí, probablemente eso era Lanada, elegí pensar. Un camino estrecho en medio de vegetación impenetrable.

Mientras pensaba eso un bus paró cerca de donde estaba, y yo corrí hacia él.

No sabía hacia dónde se dirigía, pero eso, de todas formas, no tenía mayor importancia.

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