viernes, 3 de septiembre de 2021

Aguas.


I.

Remaron por el río hasta dar con eso que flotaba.

Escuché que se trataba de cabezas de perro.

Recogieron ocho, en un saco, pero es probable que haya más.

Por esto, volverán ahí por la mañana, para aclarar el asunto.

Si es que puede aclararse, por supuesto.


II.

Llovió toda la noche, nuevamente.

El río ha aumentado su caudal y se hace imposible cruzar el puente.

De seguir así, alguien ha de venir a rescatarlos, comentan.

Las lluvias no amainan y los animales están inquietos.

Los días son más cortos y algo grave parece estar pasando.

Algunos rezan, mientras se escuchan los truenos.

Uno de los hombres salió porqué escuchó un grito.

Y no volvió.


III.

Los que remaron por el río ahora están dentro de casa.

A ratos dudan, si las cabezas encontradas eran realmente de perros.

Dejaron el saco junto al bote, y no les interesa ir a buscarlo.

Y es que todo era extraño, bajo la lluvia.

Ocho cabezas encontraron y ahora son también ocho los que están dentro de casa.

Una simetría oscura, pero perfecta.

Eso es lo que encontraron.


IV.

Pasa el tiempo.

Bajo la lluvia pasa el tiempo.

La casa ahora está a oscuras, y en silencio.

Los que rezaban han dejado de rezar.

Los animales muertos, bajo la lluvia.

Critíquenme, si quieren.

Pero lo cierto es que no hay mucho más que hacer.

El granero está vacío, a fin de cuentas.

De seguro está vacío.

Y las aguas lo cubren.

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