jueves, 12 de agosto de 2021

Creemos tener la salvación.

“Estoy consciente que el nosotros,
por cierto,
puede resultar innecesario.”
O. W.

En ocasiones creemos tener la salvación. Soñamos con eso. Una salvación que ni siquiera es para nosotros. Una salvación extraña, cercanamente pura y al mismo tiempo ajena. Una salvación que se pueda llevar a los demás, en definitiva. Llevársela a ellos, porque tal vez les pertenece. Surge entonces el problema. La aparentemente pequeña dificultad de que no sabemos cómo hacerlo. Cómo transportarla, me refiero. De qué forma llevarla hasta los otros, por si acaso les es necesaria. Esencialmente necesaria, incluso, como nos nace pensar. Una billetera sin documentos, por ejemplo, que está de pronto en nuestras manos y sabemos no nos pertenece. Una billetera que contiene algo que puede ser valioso y hasta trascendental para algún otro, pero que para nosotros resulta insustancial e ininteligible. Y claro, tras esto (tras tenerla y descartar apropiárnosla, por supuesta) nos esforzamos por tratar de entregarla. Y hasta luchamos, por aprender a transmitirla de alguna forma. A diferencia de lo que ocurriría con una billetera, sin embargo, la dificultad no está en encontrar al propietario, sino más bien en descubrir, como intentaba señalar anteriormente, la forma de entregarla al otro. De transmitirla. Así y todo, podríamos pensar que, aunque lográramos hacerlo, la salvación que creemos trascendente resulte mínima y hasta ridícula para aquel que la recibe. Como un parche curita sobre un cáncer, digamos. Nada más.

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