viernes, 20 de agosto de 2021

Algo pasa.


Algo pasa, me dijo.

Invariablemente algo pasa.

Algo debe pasar.

O pasarnos, más bien.

Puedes pensar que no,
pero cuando menos te lo esperas,
esto ocurre.

Despiertas de pronto y descubres, por ejemplo,
que… no sé…
en alguna parte de tu cuerpo
te salió una rama.

Es un ejemplo, por supuesto, nada más.

Y no me refiero a que descubres algo ajeno en ti.

No se trata de algo que puedes arrancar,
así sin más
y seguir como antes.

Me refiero a que,
si apareces con una rama, por ejemplo,
esa rama brotó de ti
y por lo mismo, 
arrancarla sería entonces tan difícil 
como arrancarte un brazo,
o cualquier parte
de quién eres.

Cambia el ejemplo si quieres,
busca algo más cercano
o más absurdo, si prefieres,
pero no me pongas en duda:
lo cierto es que algo pasa.

En algún momento, algo pasa.

Algo tiene que pasar.

O pasarnos, como te decía en un inicio.

Despiertas rodeado de agua
y descubres que eres isla.

O apareces sobre una cumbre helada
y descubres que eres nieve.

Construye tú tu propio ejemplo,
pero no desestimes mis palabras.

Yo tampoco escuché, en un inicio,
y desperté aquí, sobre esta hoja.

No es una advertencia
ni un consejo.

Ocurre que algo pasa, simplemente, me dijo.

Agradécelo.

Algo tiene que pasar.

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