sábado, 14 de agosto de 2021

Desde la física, me refiero.


A veces pienso que es lindo. Desde la física, me refiero. Cuando estoy en cama, cansado, como un peso muerto. Lo que ocurre es que entre un pensamiento y otro suelo recordar algunas leyes de la física. No es que piense en esto voluntariamente, en todo caso. Se trata simplemente de ideas que rondan por mi cabeza, cuando estoy en ese estado. Cosas generales, por supuesto, pues no soy experto en física ni mucho menos. Por ejemplo, recuerdo la ley de inercia. Sobre todo cuando está referida a los cuerpos en reposo. Y cuando señala -más específicamente-, que un cuerpo persevera en su estado de reposo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él. Le doy vueltas a esa ley, por ejemplo, antes de levantarme. Cuando pienso en mí como un cuerpo en reposo y no logro descubrir cuál es aquella fuerza neta externa que me lleva a cambiar de estado. Y considero entonces -a medio despertar aún-, que la vida, como una fuerza interna propia y ajena al cuerpo al mismo tiempo, es en definitiva quien ejerce esa fuerza que nos lleva a romper ese estado de reposo. Una otredad que existe entre el concepto del “yo mismo” y el “nosotros mismos”, que se me hace latente en ese entonces como parte de una ley indescifrable, oculta a plena luz y que me lleva entonces a ese primer movimiento. Y claro, eso es lo que a veces es lindo, como decía en un inicio. Desde la física, me refiero.

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