viernes, 6 de agosto de 2021

Vaticinios aproximados.


Todos coincidían en que era un excelente adivino.

Excelente, pero no perfecto, en todo caso.

Y es que sus descubrimientos y vaticinios, eran siempre aproximados.

Por ejemplo, si te decía que tenías tres hijos, era posible que tuvieses dos o cuatro.

O si te advertía sobre un accidente que te ocurriría en junio, podía ser que en realidad te llegase a ocurrir en mayo o en julio.

Así y todo, era muy valorado por quienes lo visitaban y hasta yo, que no creo mucho en esas cosas, decidí ir a visitarlo.

-Sabía que tal vez vendrías -dijo apenas me vio entrar.

-¿Me conoce? -pregunté.

-Aproximadamente sí -contestó, humilde-. ¿Eres Vrian, no?

-Vian -lo corregí.

-Pues ya lo ves… justamente te conozco de forma aproximada.

Yo asentí.

Me observó en silencio entonces, durante un par de minutos, aunque por momentos me pareció que su vista se desviaba un poco, como si fuera bizco.

Poco después volvió a acomodarse en su silla, y comenzó a hablar.

Entre muchas otras cosas que olvidé, dijo otras que se me grabaron.

Entre estas, me dijo que tuviese más cuidado conmigo y menos con el mundo, que debía drenar mi sangre cada tres semanas y hasta recuerdo que vaticinó que mi futuro sería más o menos feliz y más o menos triste.

No volví a visitarlo y supongo que no volveré a hacerlo.

Y es que, con lo que me dijo, supongo que ya es aproximadamente suficiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales