jueves, 26 de agosto de 2021

Algo así como un río, pero en el espacio.


I.

Algo así como un río, pero en el espacio. Sí, eso es. Soñé que iba dentro de un río, que se movía en el espacio. Entre los planetas, digamos, aunque no recuerdo que, en el sueño, haya pasado realmente cerca de alguno. Tampoco podría decir si el río estaba formado o no por agua, pero funcionaba al menos de esa forma. Y es que me arrastraba, en él, el río ese que viajaba por el espacio. Aunque claro, no es el río el que viaja, si quiero ser exacto. Es su caudal, me refiero. Y lo que el caudal arrastra.


II.

El sueño fue largo y bastante extraño. Con sensaciones agradables, aunque por momentos el trayecto se volvía un tanto frío, o demasiado cálido. No sabría decir a qué velocidad iba, pero al menos a mí, no me resultaba incómodo. No había peligro de ahogo ni nada parecido, por ejemplo. Y los planetas y otros cuerpos seguían tan lejanos que no resultaba amenazantes. Todo era tranquilo, en el sueño, aunque mi yo parecía desvanecerse en aquel río. Estirarse en él y mezclarse, de cierta forma. Como una de esas sopas instantáneas, digamos. Y yo viajaba en ese río, como un grumo.


III.

Algo así como un río, pero en el espacio. Sí, eso es. Soñé que iba en un río que viajaba por el espacio. No es algo trascedente para nadie, aunque para mí, ciertamente, haya resultado extraño, y por momentos, sorprendente. Y es que, durante el viaje, comprendí que el espacio era inmenso -más aún de lo que acostumbraba creer-, pero extrañamente no logré captar en él significado alguno. O más bien, a pesar de mi pequeñez, sentía que yo era el único que tenía un significado en ese sueño. Eso no me volvía superior, pero sí distinto. Significante, digamos. Presente.

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