miércoles, 14 de julio de 2010

Desesperación, de R.W. Fassbinder (1978)


Hasta antes de ver Berlin Alexanderplatz, -posiblemente la obra cinematográfica más perfecta que haya visto-, las obras de Fassbinder solían causarme cierto rechazo: su atmósfera, su ritmo, la naturaleza de sus personajes… todo se confabulaba como para hacer de la experiencia de ver una de sus películas, algo similar a lo que sentimos cuando debemos beber un agua turbia.
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El asunto siempre fue más allá de apreciar si eran buenas o malas películas, o si el guión lograba o no atraerme, pues siempre había en ellas algo que me impedía abordarlas, entrar en ellas… algo que además de rechazo producía cierto temor, pues las obras de Fassbinder suelen tener una especie de “presencia”, una atmósfera tan pesada que parece tomar forma y ser y plantarse ahí, frente a ti, amenazante, al momento de contemplarlas.
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Por lo mismo, porque Berlin Alexanderplatz me permitió ver que había algo más en este director, algo que aún me descoloca y/o me derrumba cuando recuerdo, aunque sea de pasada, esa monumental obra, es que a veces vuelvo a sus otras películas, las que parecen ahora, entregarme un contenido que antes no supe apreciar.
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Así me sucedió por ejemplo con la re-visión de Desesperación, una obra de Fassbinder que se basa en el libro –para mí-, mejor escrito de Nabokov (Lolita y Una risa en la oscuridad tienen momentos impresionantes, pero como unidad creo que este libro es más "certero"); película que acabo de ver tras lograr conseguirla por primera vez, con una calidad de imagen algo más decente.
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La película, como todas las de Fassbinder, crea una atmósfera densa, enriquecida por una extravagante actuación de Dirk Bogarde –de verdad no se me ocurre otra forma de calificarla-, y que se enriquece a partir del carácter, de la forma de ver el mundo que tiene este mismo personaje. Obsesionado con la idea de un doble, de aquello que se forma tras alejarse lo suficiente de uno mismo como para verse fuera, la película se abre paso a través de cuestionamientos constantes: formas de vida, visión del arte, noción de identidad, y hasta del contexto concreto en que este film se sitúa (Alemania de entreguerras).
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Y es que la historia de este hombre, al igual que la del contexto en que se ve inmerso, parece abordar no sólo la necesidad de un doble “externo” sino que plantea cierta tensión interna en toda cosa, en todo ser, y en definitiva, en toda historia.
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Así por ejemplo se puede ver cuando el personaje interpretado por Bogarde se refiere un poco a su propia familia, a su propia historia:
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“El día de la boda mi abuelo le regaló a mi padre todos sus valores: la dote de mi madre fue su peso en monedas de oro. (…) La investigación demostró que eran de chocolate. Mi padre murió de pena, mi madre de diabetes. Yo heredé las chocolatinas y no he vuelto a mirar atrás”
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La obra además se ve enriquecida por otros personajes bastante bizarros, como la esposa del personaje de Bogarde -¿les dije que se llama Hermann Hermann por lo que no puede diferenciar su nombre de su apellido?-, y por el primo de ella, un pintor que parece existir en un mundo donde ya no tiene cabida significado alguno (“Hablas de la vida como si tuviese ella algún significado”, le dice en un momento a Hermann).
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En definitiva, una muy interesante película, donde además de la atmósfera y ritmo característicos de Fassbinder, podemos encontrarnos con una historia muy bien desarrollada, con personajes que se definen a partir de sus lazos y cuya aparente no-definición y su ambiguo significado no hacen sino enriquecer esta obra casi perdida, para la cual les dejo aquí los link, recién encontrados en una página también extraña, por si alguien se anima a descargarla:
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Versión con los subtítulos incrustados en español.
http://rapidshare.com/files/148788408/Despair__Rainer_Werner_Fassbinder__1978_.part1.rar








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