domingo, 4 de abril de 2010

El equilibrista versus el hombre-bala.

No he andado muy bien en verdad. Aunque quizá en cierta forma me lo busco. Digamos que el equilibrio me produce un mayor rechazo que el desequilibrio. Suelo asimilar el primero con lo estático, con lo regular, con lo tibio. Y hasta en cierta forma con lo muerto. Suelo sentir que el equilibrio está ahí para ser roto, transformado, colapsado. Que oculta una fuerza mucho más viva que está detrás, latente. Siento demasiadas cosas vivas en mí que me hacen daño, que quizá me impiden avanzar en algunas direcciones. Pero están vivas. Y están vivas por algo, supongo. A una temperatura que me afiebra, pero que es su verdadera temperatura, y no quiero acallarlas.
Es cierto, lo admito, suelo silenciarlas de vez en cuando. Ahora mismo estoy con mi hijo y me arranco acá para escribir esto, quizá también para equilibrarme de alguna forma. (Voy y vengo entre párrafo y párrafo mientras veo que se ocupa en otra cosa). Anoche le escondí los huevos de chocolate; esta mañana los encontró. Estudiamos juntos un rato, y ahora pretendo jugar y ojalá salir por ahí con él antes que se haga tarde y deba irse y yo ir a un trabajo de conserje que realizo cuando queda algún cupo, porque de otra forma el dinero no me alcanza. Aunque el dinero no me preocupa, en verdad.
Pero el caso es que no ando muy bien. He tratado de hacer aquello que sé, me hace bien. Y que necesito. Escribir, acercarme a algunos amigos. Tratar de organizarme en el colegio. Estar con mi hijo... Pero sin embargo llega la noche y no me duermo. O pienso en alguien y parte de aquello se desmorona y afloran sentimientos y no sé que hacer con ellos. Es entonces cuando esto del equilibro me contrapone sensaciones y no sé ya que elegir.
Veo a Kiarostami y me ayuda. Camino un poco entre los árboles y me ayuda. Veo a mi hijo y río con él y nos divertimos. Y nos ayuda a ambos. Pero también hay algo más. Tomo a Genet y me atormenta un poco. Como si se riera de aquel equilibrio que siempre reúse y me dijera que no es el mío. Que estoy condenado a que mi temperatura sea la fiebre... Veo una película (El declive del imperio americano) y me siento atacado por la falta de fe, por el derrumbe, por las vidas aparentemente equilibradas que se derrumban en la nada, y se dañan, claro está con el derrumbe.
Tengo pánico de esta noche cuando deba quedarme solo de conserje y no pueda dormir. Y haga frío y mi cabeza dé vueltas y me acuerde de mi ex y quizá no sepa asimilarlo y me sienta mal. O miedo de que se me olvide completamente y me sienta frío y revise pruebas como si nada o avance en unas guías para los alumnos como debiese hacer. Tengo miedo del equilibrio. De echar raíces. De ser planta.
Aunque siguiendo ese ejemplo creo que también a veces he caído en el error de ser todo ramas y expandirme y querer llegar a todos lados teniendo un tronco débil o pocas raíces. Todo debe tener suporporción, supongo. Y eso también es equilibrio, aunque me cueste reconocerlo.
Pero hay que decirle esto a alguien, aunque sea teclearlo para que quede ahí, fuera de uno, y uno se haga consciente también de las cosas buenas, de las oportunidades que todo esto encierra.
...Y todo colapsado por un simple desajuste amoroso, por sentir que amas aún a alguien que eligió no estar (algo que ciertamente comprendo y ni siquiera reprocho) y por no encontrar el lugar exacto para dejar esos sentimientos. Que obviamentes no quieres abandonar. Porque están vivos, como ya decía. Aunque duelan.
Supongo que me mojaré la cara. Que sonreiré. Que trataré de despejarme y de avanzar en algunas cosas. Revisaré algunas pruebas y haré o empezaré también al menos algunas guías. Pero no sé qué hacer con lo que siento. Puedo amar a mi hijo pero hay algo aquí que es de otra clase, y que hoy no se va. auqnue me haga el leso o trate de enfocarme en otras cosas.
Y es tan estúpido que avergüenza y hasta dan ganas de borrar esto...
Entonces pienso que me gustaría ser hombre-bala. Meterme dentro del cañón y salir en verdad disparado. Con todo lo que soy adentro para ver si el aire y la velocidad lo desestancan y me permiten ver un poco más claro... porque siento que necesito gritar y llorar para empezar de nuevo. Porque quizá tengo miedo de reconocer que debo matar esto que aún está vivo porque debo cuidarme más a mí, o lo que sea.
Nada de ser el equilibrista. Nada de la cuerda floja y la red debajo. Quiero ser el hombre-bala. Y caer en un lugar donde haya olor a tierra mojada y levantes los ojos y encuentro unos hermosos. Da lo mismo si están en un saltamontes, en un pájaro, o en cualquier cosa. Lo importante es que te comprendan. Y te sonrían después. Y sonreírles también porque obviamente no quiero más drama.
Créanme que no lo quiero. Y que tengo también un montón de alegría buscando salir aquí dentro.
Y de fuerza.
Desde hace mucho.
Venga entonces una sonrisa y a jugar con mi hijo, que ahora escribí varios párrafos seguidos y él está pegado al otro compu. Secarme las lágrimas que estúpidamente tengo y estar con él. Porque estar en el compu puede hacerlo en cualquier momento, pero estar con alguien que lo quiere y que además es chistoso (porque lo soy y también alegre y ese es mi lado simple) y con quien la pasa bien, bueno... pa eso estoy... y para eso supongo está él ahí, que tiene virtudes parecidas. Como un regalo chistoso. Como un huevo de chocolate junto al cual uno pasa una y mil veces y aveces no aprovecha de ver, o de disfrutar al máximo. Y que ahora se asoma por la ventana y me dice que vaya. Y yo le digo que ya. Que ahora voy.

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho más andar por acá atrás, andar por escritos como éste. Valoro la oportunidad que nos das de poder entrar a tu biblioteca, la oportunidad de poder ver que hay otros que también son de verdad, que también son seres humanos reales. No se que más decir, ¿gracias?. Y, bueno, también que creo que ya no es necesario que sigas publicando mis comentarios... me dio pánico escénico :D Saludos

    ResponderEliminar
  2. Sí, antes quizá hubo momentos así, como más cercanos a mí mismo. Como que se ha desgastado un poco y quizá me da un poco de miedo exponerme tanto, de nuevo... aunque lo hago de otra forma... Lo de exponer los comentarios igual lo puedes eliminar tú misma, los que te incomoden o algo. Igual casi nadie entra a las entradas viejas (y los de las nuevas entran pocos y relativamente silenciosos...)- Igual veo de paso las entradas y valoro ciertas cosas... al leerme antes, me refiero... hoy día vivo con mi hijo, por ejemplo... es un avance súper importante... :) Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabía que uno podía eliminar sus propios comentarios, pero si no anda mucha gente por acá, da lo mismo finalmente... además que tanto, si ni se deben fijar en los comentarios ajenos...
      Te vuelvo a agradecer, por no renegar de esta vulnerabilidad y haberla dejado aquí, como un recordatorio de algo... aunque ahora estés más lejos, aunque ahora tengas un poco más de miedo. Me alegro sinceramente de que tu hijo esté contigo. Los hijos son lo mejor... Chaito ;)

      Eliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales