sábado, 10 de abril de 2010

101 razones de por qué Bukowski es mejor que Carver

No han sido días buenos y trato de sobrellevarlos de distintas maneras. Veo a Kim Ki-Duk y a Mizoguchi, estudio con mi hijo, juego con él, leo sobre Vermeer. Me meto mil veces a ver las fotos de alguien, jurando que va a ser la última. Mezclo acuarela con lápiz pastel y termino arruinándolo.
Entre tanta cosa me queda un gusto extraño que me hace ir contra Carver, y olvidarme de Caballos en la niebla y De qué hablamos cuando hablamos de amor. Dejo que fluyan algunas cosas sin pensar y las arrojo.
Aquí recorto y pego alguna. La menos dañina, por supuesto. A veces hace bien terminar el día leyendo a Bukowski, después de todo.

101 razones de por qué Bukowski es mejor que Carver.
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Porque llegar a vivir como Bukowski es un desafío mayor que llegar a vivir como Carver.
Porque Carver depositó en su cuenta bancaria la misma cantidad de dinero durante 164 meses.
Porque Carver lloró la muerte de sus padres, mientras Bukowski la disfrutó.
Porque a Carver lo supieron amar y a Bukowski no lo amaron nunca. Pero siguió escribiendo.
Porque Carver no se atrevía a cagar al aire libre cuando iba a pescar, mientras Bukowski se cagaba hasta en los pantalones.
Porque Bukowski dice culear y Carver sólo dice retozar.
Porque Bukowski culeaba mientras Carver retozaba.
Porque Carver se afeitaba con navaja sin hacerse el más mínimo corte.
Porque Carver prefirió ser simulacro y no grieta, y vio en la literatura una herramienta, y no la vida misma.
Porque Bukowski también amó a Chejov, y a la Ajmátova, pero Carver no supo hacerlo con Fante, o con Celine.
Porque Carver tenía miedo de beber, Bukowski de no beber, de estar sobrio.
Porque Carver quería su vida tibia, y a Bukowski le producía arcadas esa misma tibieza.
Porque Carver se rehabilitó, es decir, se habilitó nuevamente para una vida que Bukowski no quiso aceptar. Es decir, porque Carver prefirió el segundo premio.
Porque Carver es honesto diciendo la verdad, pero Bukowski, aún mintiendo, sigue siendo honesto.
Porque Bukowski siguió fracasando, incluso cuando se bañaba en su casa, en medio del jacuzzi. Y con un puro en la boca.
Porque Carver pensó que había llegado a ser feliz.
Porque Carver fue al doctor cuando rozó su pierna con un anzuelo, mientras que Bukowski se enjuagó con alcohol cuando se le enterró una tapa de cerveza en las encías.
Porque Carver lavaba y planchaba sus camisas, mientras que Bukowski andaba sucio, se compraba una nueva o simplemente salía sin camisa.
Porque Carver murió en paz, mientras Bukowski aún necesita que su alma se tranquilice.
Porque Carver se hacía el hueón mientras cagaba a Tess Gallagher con dos de sus alumnas, quienes además comentaron que era un muerto en la cama.
Porque Bukowski escribió la senda del perdedor y Carver no sabía escribir una novela.
Porque Bukowski no quiso ser como Carver y Carver no resistió mucho tiempo ser como Bukowski.
Porque Carver es capaz de contarnos que tuvo hemorroides dentro de sus poemas.
Porque Carver podía pasarse horas pescando, mientras Bukowski podía pasarse horas en el hipódromo. La diferencia es que Carver no ponía nada en juego. Y ni siquiera pescó por hambre.
Porque las esposas de Carver eran atractivas, mientras que la primera esposa de Bukowski no tenía una vértebra, y la segunda tenía barba.
Porque cuando se reunieron, Bukowski intentó culearse a la Gallagher, mientras Carver limpiaba un pescado.
Porque a Craver su esposa le terminó corrigiendo los poemas, y hasta armándole sus libros.
Porque Bukowski tenía a Bartok a todo volumen, mientras Carver escuchaba música folk.
Porque Carver cuenta que le producía placer escribir, mientras que a Bukowski escribir era lo único que le producía algo.
Porque Carver es un vaso bien servido, y Bukowski es un vaso rebalsado, o sucio, o volteado, pero no se ofrece bien a nadie.
Porque Carver no dejó entrar a sus clases aquellos alumnos que organizaron un paro en su universidad.
Porque Carver almorzaba en un casino y pedía que le echaran poca sala la comida, pues temía las enfermedades.
Porque Carver se olvidó de quien era, y se conformó con lo que creyó que era el amor y se creyó satisfecho.
Porque Carver dejó de apostar cuando perdió su primera apuesta. Mientras Bukowski intentó siempre perderlo todo, y más encima salía ganando.
Porque Carver no sintió necesidad de gritar cuando murió.
Porque Bukowski siempre supo tener sed.
Porque Carver escribía mejor, pero Bukowski creía que él mismo escribía mejor. Y su fe fue más grande que el talento de Carver.
Porque Carver se habría puesto a contar si hay o no 101 razones, y a Bukowski le habría importado una raja.
Porque Carver dejaría un comentario mamón, mientras Bukowski diría que esto es una mierda y preferiría escribir en serio.

2 comentarios:

  1. Me gusta el tono ofensivo, cuando dejas al lector y hablas como escritor a punto de emborracharse y dejar que fluya lo que no te animabas a escribir. Me gusta que hables mal de Carver cuando yo, como Carver, no puedo hablar de él (iba a decir de mí), y digo que leía mucho antes al viejo Hank y ahora ya me quedé con Carver. Me gusta que no digas que es un texto terminado, te excuses confesional e impostadamente, cuando te digo subámoslo a LZMS. Me gusta porque este no es un diario, no es una escritura secreta, sino que es público y de seguro hubieras querido escribir esas 101 razones. Acaso como las 69 razones de Bolaño para odiar a Neruda. Y que en su recuento N°62, Belano moribunndo en Blanes, apunta: "Si Neruda hubiera sido cocainómano, heroinómano, si lo hubiera matado un cascote en el Madrid sitiado del 36, si hubiera sido amante de Lorca y se hubiera suicidado tras la muerte de éste, otra sería la historia. ¡Si Neruda fuera el desconocido que en el fondo verdaderamente es!".

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