viernes, 2 de abril de 2010

Dejarse abrazar por Kiarostami. Por un vaso de agua. Por el sabor de una cereza.

Siento mucho cariño por Abbas Kiarostami. Y es un cariño quizá un poco egoísta pues nace del bien que en su momento pudo hacerme una de sus más bellas películas: El sabor de la cereza.
Coincidió el momento, el mensaje y creo que me enseñó una verdad simple y bella, y que además transmitió comprensión y respeto hacia aquellos que la necesitaban, y no podíamos verla, aunque fuera tan obvia.
En El sabor de la cereza, un hombre viaja en un auto tratando de conseguir que alguien haga para el un trabajo. Y mientras busca habla con otros personajes y recorre largos trayectos semidesolados, aunque siempre podamos percibir en ellos algo vivo.
El hombre quiere, en definitiva, que alguien entierre su cuerpo luego de que él se haya dado muerte, y ofrece una gran suma de dinero por aquello. No lo dice directamente por supuesto, y jamás en la película s entregan las razones del hombre para esto, eso no es lo central. Aunque se siente un respeto en Kiarostami por ese dolor ajeno y no se le resta importancia ni mucho menos se hace ver como absurda la decisión a la que este dolor conduce.
El punto es que uno de los hombres que este personaje sube al auto le cuenta una historia: le dice que él en un momento pasó por un trance terrible, y que un día decidió darse muerte. Le cuenta que fue hasta unos árboles de cerezas, y que estaba a punto de colgarse. Cuando sintió que un grupo de niños venían por el camino. Y los niños querían cerezas, y le pidieron a este hombre. Y él, luego que sfueron los niños, se atrevió a probar aquella fruta que nunca antes había probado. Y sintió su sabor... Y eso fue suficiente.
Hoy, al igual que siempre que veo otra de sus películas, la sensación que dejó en mí aquella película se renueva, y fortalece. Como si fuera un vaso de agua que quedó servido ahí, para uno, siempre lleno y suave. Y del que no hay que abusar salvo cuando se siente sed realmente. Y se necesita de aquella frescura que es además un regalo.
Hoy vi El viento nos llevará. Otra película hermosa, aunque obviamente distinta. Aunque también hay un hombre que viaja en un auto y quien aprende, junto con nosotros, varias cosas necesarias.
El hombre llega a un pequeño pueblo, protegido en la montaña, con todas sus casa claras a pesar del nombre que tiene: Valle Negro. Y es que la película revela poco a poco estás oposiciones, aparentes almmenos según lo que cree saber el hombre recién llegado: "Cuando estás predestinado a la oscuridad, "ni el agua bendita puede blanquearte" dice repitiendo un poema en algún momento del film.
Pero afortunadamente, el hombre tenía verdades equivocadas. Y ese aprendizaje es el que aparece en la película. Continuos claroscuros, el pueblo brillante y lleno de sombras, hombres bajo la superficie de la tierra cavando un pozo en un cementerio, en lo más alto del lugar. Un niño que posee también una sabiduría especial, auqneu pueda parecernos que sólo se limita a escuchar. Una película maravillosa también, para no derivarlos tanto por la historia.
Les contaré sin embargo sobre una escena que ocurre, y es que el hombre recién llegado, quien por cierto espera por la muerte de una anciana..., ha querido encontrar leche durante varios días, a pesar de que es algo mjuy sencillo de encontrar para todos en el pueblo. Y siguiendo ciertas instrucciones llega a una casa donde le darán leche fresca. Desciende por un lugar oscuro donde no puede verse nada, con los ojos al menos, hasta que llega una mujer con una lámpara y comienza a ordeñar una vaca que se encuentra en el lugar. Por cierto la mujer no se alumbra el rostro y sólo le alumbra el camino al hombre, cuando éste se lo solicita.
El punto es que ahí, en medio de esa oscuridad, mientras la mujer ordeña a la vaca y llena el recipiente del hombre de leche fresca, este recita un poema, que cito ahora más menos de memoria, y trato de ordenar un poco, así que disculpen si no soy exacto:
.
"Si vienes en la oscuridad
tráeme la lámpara y una ventana
para poder ver
la alegría de la gente de la calle...
.
En mi noche breve,
el viento se encuentra con las hojas,
qué desgracia:
Mi noche está llena de desoladora angustia
Presta atención
¿escuchas las voces de las sombras?
Y sin embargo
todas ellas me producen una extraña dicha
Y yo estoy acostumbrado a la desesperación
.
¿Escuchas las voces apagadas de las sombras?
Algo está sucediendo ahí
en medio de la noche:
La luna está roja e inquieta,
y hasta las mismas nubes
aferradas a este tejado
que puede derrumbarse en cualquier momento,
parecen mujeres de luto esperando algo
el nacimiento de la lluvia quizá
un segundo,
o quizá nada.
.
Detrás de esta ventana
el estremeciemiento hace
que hasta la tierra deje de girar.
Pero sabes:
tras esta ventana
un extraño se preocupa por ti y por mí...
y quizá tus manos si puedan llegar a mis manos
y nuestros labios juntarse:
envía tus labios cálidos por los míos,
ten confianza,
que yo también envío los míos:
El viento nos llevara
¡El viento nos llevará!"
.
Y sí, un extraño tras nuestras ventanas se preocupa por ti y por mí. Y hace que lleguen estas películas cuando las necesitas o aquel amigo, que vienen a ser casi lo mismo. O simplemente te pone la naturaleza delante. O un vaso de agua. Después de todo, repitiendo lo que dice uno de los persnajes "si quien me protege es quien yo creo, él pued eproteger el cristal de las rocas".
.
Y es que laúltima enseñanza que florece en esta película tiene que ver también con aquello que nos hace ver mayor el peso de nuestras enfermedades. Pero existe algo peor que la enfermedad, y es la muerte, dice otro peronaje, cuando cierras los ojos a este mundo, las maravillas de la naturaleza y la generosidad de Dios... después de todo quien sabe lo que hay más allá de aquella muerte, auqnue muchos digan que es algo hermoso:
.
"me dijeron que era tan hermosa
como un houri del paraíso.
Pero yo aún lo digo:
Prefiero el presente a esas refinadas promesas.
Incluso un tosco tambor
suena melodioso desde lejos...
prefiero el presente..."
.
...La vida: El sabor de una cereza.

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