sábado, 20 de enero de 2024

Piedras sobre otras piedras


-Eran piedras sobre otras piedras -me dijo-. Todo el terreno era así. Piedras sobre piedras. Del inicio hasta el final, siempre lo mismo.

-¿Y no intentaron ver qué había debajo? -pregunté.

-¿Debajo de qué?

-Debajo de las piedras -aclaré.

Me miró en silencio antes de contestar, como intentando averiguar si hablaba en serio.

-Debajo de las piedras había más piedras, hueón -me dijo, algo molesto-. Y sí, claro que lo intentamos.

Espero otro momento antes de seguir.

Yo lo observaba, atento.

-Eran piedras relativamente chicas -explicó-, así que las movimos con facilidad, aunque igual no servía de nada… era como hacer un hoyo en la arena. Solo encontrábamos más piedras.

-Pero tiene que haber habido algo debajo -insistí-. Si seguían sacando piedras probablemente hubiesen dado con el terreno real…

-¡El terreno real eran puras piedras! -me interrumpió-. Piedras reales, hueón… no ideas de piedras, ni piedras metafóricas. Piedras reales unas sobre otras, nada más.

-Entiendo -preferí decir, para que se calmara un poco.

-No entendís ni una hueá… -lanzó, como frase final.

Probablemente él esperaba que yo volviese a decir algo, pero no lo hice.

Supongo que ninguno de los dos quería hablar.

Piedras sobre otras piedras, pensé. ¡Qué mierda de realidad es esa!

Luego, extrañamente, no pensé nada más.

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